La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, expresó su preocupación por la entrada de 17 familiares de Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín "El Chapo" Guzmán, a Estados Unidos. Este hecho, ocurrido el 9 de mayo en la frontera de Tijuana, ha generado cuestionamientos sobre la coherencia de la política estadounidense hacia el narcotráfico y la soberanía mexicana.

En su conferencia de prensa diaria, Sheinbaum destacó que Estados Unidos ha clasificado al Cártel de Sinaloa como una organización terrorista extranjera, lo que implica una política de no negociación con grupos considerados terroristas. Sin embargo, la entrada de los familiares de Guzmán bajo condiciones especiales sugiere un acuerdo que contraviene dicha política. La mandataria mexicana solicitó al gobierno estadounidense aclarar si existió algún tipo de negociación y en qué términos se permitió el ingreso de los familiares.

El secretario de Seguridad mexicano, Omar García Harfuch, confirmó que los familiares de Guzmán se entregaron voluntariamente a las autoridades estadounidenses en la frontera de Tijuana. Este acto sugiere una posible colaboración de Guzmán con las autoridades de EE. UU., aunque los detalles del acuerdo no han sido revelados públicamente.

Sheinbaum también subrayó la importancia de la reciente reforma constitucional en México, que busca garantizar la soberanía nacional frente a posibles intervenciones extranjeras. Recordó que Estados Unidos ha presionado para intervenir en México bajo el pretexto de que los cárteles de la droga son organizaciones terroristas, lo que podría justificar acciones unilaterales. La presidenta enfatizó que México no permitirá que se utilice el tema de la delincuencia organizada como argumento para vulnerar su soberanía.

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xmh