Tras años de fricciones derivadas de la guerra de aranceles impulsada por el expresidente estadounidense Donald Trump, este fin de semana China y Estados Unidos se reencontraron en una mesa de diálogo comercial en Ginebra, lo que representa un posible primer paso hacia la distensión económica entre ambas potencias.

El encuentro, que se lleva a cabo en un chalet diplomático suizo, reúne a Scott Bessent, secretario del Tesoro estadounidense, y Jamieson Greer, representante comercial de ese país. Por parte de China, el enviado es el viceprimer ministro He Lifeng, figura clave en las negociaciones exteriores de Pekín.

La agencia oficial de noticias Xinhua calificó el diálogo como un “paso importante” para acercar posturas, aunque evitó detallar avances concretos. Por su parte, la delegación estadounidense no ha emitido declaraciones públicas sobre los resultados preliminares.

La reactivación del contacto llega luego de que Trump —ahora de vuelta en la Casa Blanca desde enero— propusiera una reducción simbólica de los aranceles del 145% al 80% sobre productos chinos. Pese a la aparente intención conciliadora, la medida mantiene un impacto considerable sobre las exportaciones del país asiático.

“El presidente quiere calmar la situación”, comentó el secretario de Comercio, Howard Lutnick, durante una entrevista en Fox News, en referencia al endurecimiento previo de la política arancelaria que tuvo efectos severos sobre el comercio bilateral y los mercados internacionales.

China, por su parte, ha respondido con aranceles del 125% a bienes estadounidenses, generando un clima de incertidumbre que ha frenado el dinamismo entre las dos economías más grandes del mundo. Las repercusiones no solo se han sentido en ambos países, sino también en cadenas de suministro globales y bolsas de valores.

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foto cortesía 

xmh