De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en México, más de dos millones de niñas y niños no viven con ninguno de sus padres.

Según datos de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2023, en el país residían 36.2 millones de menores de 0 a 17 años, lo que equivale al 28 % de la población total. De ellos, 63.2 % vivía con ambos padres, 28.0 % solo con la madre, 3.0 % solo con el padre y 5.8 % no vivía con ninguno.

Este 5.8 % representa a 2,099,780 niñas y niños que enfrentan las peores condiciones de vida:

-Asistencia escolar: solo 75.1 % de las niñas y 80.1 % de los niños en esta situación asisten a clases, frente a más del 85 % en quienes viven con al menos uno de sus padres.

-Acceso a la salud: solo 44.9 % de las niñas y 46.2 % de los niños sin padres tienen acceso a servicios de salud.

-Mayor aislamiento lingüístico: 5.7 % de ellos habla una lengua indígena, lo que duplica la proporción de quienes viven con su madre (2.8 %).

En cuestión de educación, los adolescentes de 12 a 17 años sin padres, solo 20.8 % alcanzó preparatoria, comparado con 24.5 % de quienes viven con ambos.

En la mayoría de los casos, los menores se quedan al cuidado de otros familiares como abuelos, tíos o hermanos, de acuerdo con la ENAID

Cuando no hay familiares que puedan hacerse cargo, entra el Sistema Nacional DIF, que ofrece:

-Casas hogar o albergues temporales.

-Acogimiento familiar, en casos especiales.

-Programas de restitución de derechos, en coordinación con fiscalías y tribunales.

Cabe mencionar que no todos los casos entran al sistema y los menores quedan en redes informales que no siempre garantizan acceso a salud, educación ni protección.

Estos datos demuestran que crecer sin padre ni madre implica una desventaja estructural, lo que tiene otras consecuencias como; abandono escolar, trabajo infantil y violencia intrafamiliar en estos contextos.

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Foto archivo

LMR