Durante años, el Sábado de Gloria fue sinónimo de fiesta en las calles. Cubetazos de agua, risas y baños improvisados llenaban las colonias de muchas ciudades en México. Sin embargo, esta tradición que alguna vez fue vista como parte del folclor nacional, hoy se enfrenta a una nueva realidad: la escasez de agua.

En pleno 2024, la situación del agua en el país es crítica. Sequías severas han golpeado a diversas regiones, y estados como Nuevo León, Guanajuato, Zacatecas y partes del Valle de México ya sienten los estragos. Según datos de la UNAM, gran parte del territorio nacional atraviesa por una crisis hídrica histórica, con presas en niveles alarmantemente bajos.

Ante este panorama, la tradicional mojadera de Semana Santa no solo pierde sentido religioso, sino que implica una irresponsabilidad ambiental. Incluso la Iglesia Católica, a través de su publicación “Desde la Fe”, ha llamado a la población a dejar de lado el desperdicio de agua en estas fechas. Y no solo por la escasez: también se recalca que el Sábado Santo es un día de luto, no de celebración.

“El agua no debe jugarse ni tirarse, especialmente en un contexto donde muchas personas no tienen acceso a ella todos los días”, señala la publicación católica, en un intento por sensibilizar a la población.

Además del llamado moral y ambiental, existen sanciones legales para quienes sean sorprendidos desperdiciando agua en espacios públicos. En la Ciudad de México, por ejemplo, la Ley de Cultura Cívica establece que tirar agua puede derivar en arrestos de hasta 36 horas o trabajo comunitario.

Aunque muchos aún recuerdan con nostalgia aquellas batallas de agua con vecinos y amigos, lo cierto es que la realidad ya cambió. Lo que antes era un juego, hoy puede representar una falta grave contra el entorno urbano y un acto insensible ante millones de personas que padecen cortes constantes o carecen de agua potable.

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Foto cortesía

xmh