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Qué son y por qué pegan los corridos tumbados en los jóvenes

  • Xóchitl Montero
Los corridos tumbados son algo así como la nueva voz de una generación. Fusionan el corrido tradicional mexicano con ritmos urbanos como el trap, el hip hop, el rap y a veces hasta el reggaetón

En marzo de 2023, la canción “Ella Baila Sola”, interpretada por Peso Pluma y Eslabón Armado, llegó al primer lugar mundial en Spotify, rompiendo esquemas y posicionando a los corridos tumbados en la escena global. Para muchos, este fue el momento en que un género profundamente ligado al barrio mexicano dio el salto definitivo al mainstream.

Los corridos tumbados son algo así como la nueva voz de una generación. Fusionan el corrido tradicional mexicano con ritmos urbanos como el trap, el hip hop, el rap y a veces hasta el reggaetón. A diferencia de los corridos clásicos, que narraban hazañas revolucionarias o leyendas del narco, los tumbados hablan de lujo, superación, vida callejera y aspiraciones sociales. Y lo hacen en un lenguaje que las y los jóvenes reconocen como suyo.

Según Óscar Orlando Hernández Tristán, licenciado en Lengua y Literatura por la UASLP, estos corridos “manifiestan lo que ocurre en su entorno inmediato”. Es decir, hablan de lo que viven, ven y sueñan los chavos: desigualdad, violencia, y una cultura aspiracional empujada con fuerza por las redes sociales.

En este contexto surgen nuevas tribus urbanas como los “alucines” o los “bélicos”, que no solo escuchan esta música, sino que adoptan su estética y su mensaje como parte de su identidad. Nombres como Natanael Cano, Junior H, Fuerza Regida y el mismo Peso Pluma son referentes para miles de jóvenes que buscan en la música algo más que entretenimiento: validación y pertenencia.

El papel de las redes sociales ha sido clave. Plataformas como TikTok, YouTube e Instagram permiten que cualquier chavo, desde su casa, pueda grabar una rola, subirla y pegarla en cuestión de horas. Esta dinámica ha democratizado la fama: ya no se necesita una disquera ni salir en la tele, basta con tener algo que decir y un beat que prenda.

Pero el fenómeno no está libre de críticas. Algunos gobiernos locales han intentado regular o limitar la difusión de esta música en espacios públicos. Clara Brugada, jefa de Gobierno de la CDMX, anunció recientemente medidas para evitar la promoción de narcocorridos, siguiendo una línea impulsada también por Claudia Sheinbaum, actual presidenta. El argumento es que estas canciones pueden normalizar la violencia o hasta glorificar a criminales.

Sin embargo, especialistas como la Dra. Marina Alvelais Alarcón, directora de Psicología en CETYS Universidad, advierten que prohibir este tipo de expresión puede ser contraproducente. Lo que se necesita, dice, es entender el contexto: “Cuando se normalizan ciertos discursos, la respuesta suele ser automática”. Es decir, la música es reflejo de un ambiente, no su causa.

También lo señala el sociólogo Juan Carlos Ramírez-Pimienta: “Los corridos tumbados no son el problema. Son el síntoma”. En otras palabras, si queremos que cambie el contenido, primero habría que cambiar las condiciones de fondo: falta de oportunidades, educación desigual, violencia estructural.

Para muchos, la figura del “buchón” —mezcla de influencer, narco y celebridad— se ha convertido en un símbolo aspiracional. Cadenas de oro, camionetas blindadas, ropa de marca, botellas caras… todo eso no es solo parte del show: es una forma de decir “yo también puedo”.

 

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