México es uno de los países con mayor consumo de bebidas azucaradas, con un promedio de 163 litros por persona al año. Esta cifra está muy por encima de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que sugiere que el consumo de azúcares libres no debe superar el 10% de las calorías diarias. Sin embargo, la realidad en México es que muchas personas, especialmente niños, superan esta cifra, lo que pone en riesgo su salud a largo plazo.

 

Los "juguitos" y bebidas azucaradas, que son populares entre los niños debido a su sabor y accesibilidad, se destacan por su alto contenido de azúcar. Según el estudio realizado por la Profeco, algunos de los productos más comunes contienen hasta 14 gramos de azúcar por cada 100 ml, lo que representa un alto aporte calórico y pone a los niños en riesgo de desarrollar enfermedades como la resistencia a la insulina y la hipertensión.

 

Además de los jugos tradicionales, la investigación también analizó las llamadas "bebidas con fruta" y "bebidas sabor soya", muchas de las cuales contienen edulcorantes no recomendables para los menores. Estos productos, aunque no siempre presentan un exceso de azúcar, están formulados con sustancias que pueden afectar negativamente la salud de los niños, como los edulcorantes artificiales que alteran el metabolismo y podrían provocar un mayor apetito por alimentos azucarados.

 

Un aspecto alarmante es que muchos de los productos etiquetados como jugos de fruta o con alto contenido de fruta en realidad tienen mucho menos de lo que indican en sus etiquetas. Por ejemplo, el Boing de durazno, que dice contener un 10% de fruta, en realidad solo tiene un 6.5%, lo que engaña a los consumidores que creen estar dando una opción más saludable a sus hijos. Lo mismo ocurre con otras marcas como Ades, que afirman tener un 14% de soya, pero en realidad solo contienen un 2.3%.

 

La Profeco también resalta que algunos de estos "juguitos" no son aptos para el consumo infantil debido a su contenido de edulcorantes artificiales, los cuales no son recomendados para niños menores de 12 años. Estos ingredientes, como el aspartame y la sucralosa, están asociados a efectos negativos en el desarrollo de los niños y su salud en general.

 

Con esta información, los expertos llaman a los padres de familia a ser más conscientes de lo que sus hijos consumen. En lugar de optar por estas bebidas azucaradas, se recomienda preferir el agua natural, que es la opción más saludable y segura. Si se desea ofrecer algo con sabor, existen alternativas como los jugos naturales, pero siempre en cantidades moderadas. La salud de los niños depende en gran parte de las decisiones que tomen los adultos en cuanto a su alimentación y hábitos diarios.

 

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xmh