Este viernes, la ministra de Justicia de Colombia, Ángela María Buitrago, anunció que México y Bolivia apoyarán la solicitud presentada por Colombia ante la ONU para que la hoja de coca, principal ingrediente de la cocaína, sea excluida de la lista de sustancias prohibidas. La petición fue realizada a principios de esta semana por el gobierno del presidente Gustavo Petro, durante una sesión de la Convención de Estupefacientes en Viena, con el objetivo de reconsiderar la clasificación de la planta como ilegal.

Buitrago destacó que la medida busca generar un cambio en las políticas de lucha contra las drogas, invitando a más países a reflexionar sobre los efectos de las estrategias implementadas, tanto los positivos como los negativos. Además, explicó que el respaldo de países como México y Bolivia es clave para fortalecer la propuesta y facilitar una discusión más amplia dentro de la comunidad internacional sobre el tratamiento de la hoja de coca.

La postura colombiana en la lucha contra las drogas

La propuesta desató un intenso debate en Colombia, donde la hoja de coca ha sido durante décadas un producto clave para el narcotráfico. El gobierno colombiano, bajo la administración de Gustavo Petro, suspendió la erradicación forzada de cultivos de coca, reconociendo que los campesinos que siembran esta planta a menudo son víctimas de los carteles del narcotráfico. En lugar de recurrir a la erradicación violenta, Petro ha reforzado las políticas de incautación de droga y la persecución de organizaciones criminales.

Este cambio en la estrategia ha dado como resultado un aumento significativo en la producción de cocaína en el país, alcanzando en 2023 un récord histórico de 2,600 toneladas anuales, lo que representa un incremento del 10% en los cultivos, según datos proporcionados por la ONU.

La coca: un símbolo cultural y espiritual

Para muchas comunidades indígenas andinas, la coca es mucho más que un cultivo ilícito; se considera una planta sagrada. Su consumo, ya sea en forma de infusión o masticada, forma parte de las prácticas tradicionales de la región, y ha sido utilizada durante siglos por diversas culturas. En este contexto, la hoja de coca no solo se ve como un componente de la industria de la cocaína, sino como una herramienta cultural con múltiples usos.

Reacciones y futuro de la propuesta

La postura de Colombia ha generado tanto apoyo como oposición, especialmente en países que aún ven la erradicación de los cultivos como una parte esencial de la lucha contra las drogas. Sin embargo, la propuesta de Petro se basa en una visión más flexible que pone énfasis en la transformación de las políticas tradicionales y la búsqueda de alternativas que puedan reducir el poder de los carteles sin afectar a las comunidades más vulnerables.

México y Bolivia, con una visión similar sobre la planta de coca y su uso tradicional, se suman a la iniciativa, haciendo un llamado a la ONU para que se reconsidere la forma en que se clasifica y trata la hoja de coca en el ámbito internacional.

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foto cortesía 

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