México.- A lo largo de la historia, han surgido diversas cohortes generacionales que identifican a grupos de personas nacidas en un mismo periodo de tiempo y que comparten experiencias y vivencias similares. Estas influencias moldean sus actitudes y su manera de ver el mundo, generando patrones de pensamiento y comportamiento característicos.

El origen de las cohortes generacionales

El primer grupo generacional ampliamente estudiado fue la generación perdida. Se la denominó así porque, al alcanzar la adultez durante la Primera Guerra Mundial, muchos de sus miembros regresaron del conflicto sintiéndose desorientados y sin un lugar claro en la sociedad civil.

A esta cohorte le siguieron la generación grandiosa y la generación silenciosa. La primera vivió eventos trascendentales como la Gran Depresión de 1929 y las dos Guerras Mundiales, lo que forjó su carácter resiliente y su compromiso con el deber. La generación silenciosa recibió este nombre por su enfoque en el trabajo duro, la responsabilidad y su tendencia a evitar manifestaciones políticas abiertas, adoptando una postura más conservadora en la sociedad.

Después surgió la generación baby boomer, que incluye a las personas nacidas entre 1946 y 1964, durante la explosión de natalidad posterior a la Segunda Guerra Mundial. Se considera que esta generación fue afortunada, ya que vivió en una época de prosperidad económica y estabilidad social, con continuas mejoras en la calidad de vida.

A este grupo le siguió la generación X, conformada por aquellos individuos nacidos entre 1965 y 1981. Esta cohorte se caracterizó por independizarse a temprana edad y por experimentar grandes cambios tecnológicos, como la aparición de las computadoras personales, los primeros videojuegos y el auge de la televisión por cable.

Posteriormente, surgió la generación Y o millennials, que abarca a los nacidos entre 1981 y 1996. Durante este período, la población creció bajo marcados avances tecnológicos, como la popularización de internet, la aparición de los teléfonos móviles y el surgimiento de las redes sociales.

Hacia finales del siglo XX, emergió la generación Z, integrada por quienes nacieron entre 1997 y 2012. En esta generación, los avances tecnológicos que comenzaron en la época de la generación Y se consolidaron profundamente, influyendo de manera temprana en su forma de actuar, aprender y relacionarse con el mundo.

En la última década surgieron dos cohortes generacionales cuyos nombres fueron acuñados por el investigador social australiano Mark McCrindle. La primera fue la generación Alfa, que abarca de 2012 a 2024 y que es nativa digital al 100%, por lo que estas personas tienen una relación muy estrecha con internet, las redes sociales y los dispositivos inteligentes. Comenzando el presente año, McCrindle bautizó a aquellos que nazcan de 2025 a 2039 como la generación Beta.

De acuerdo con el analista australiano, esta generación crecerá en un mundo donde la inteligencia artificial estará totalmente integrada en su vida diaria. Se espera que su tiempo para la socialización disminuya, así como su capacidad de atención y consideración; además, su creatividad e imaginación podrían verse afectadas.

¿Es correcto su uso o no?

A raíz de las generaciones Alfa y Beta, se ha reanudado la discusión sobre si las cohortes generacionales en general son una realidad objetiva o simplemente una construcción social. Para Ricardo Trujillo Correa, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, la identificación de estos grupos carece de sustento científico.

“Estas cohortes generacionales, salvo la de baby boomers, no tienen un respaldo investigativo; si hacemos una búsqueda de trabajos sobre estos conceptos, no hay material. Es como el término de Blue Monday, que no cuenta con principios metodológicos. Entiendo que la sociedad los ha popularizado, pero realmente son conceptos más apegados al marketing que a la sociología”, explicó.

También indicó que es difícil avalar las cohortes generacionales desde la parte académica porque carecen de un consenso. “Cada quien las define como quiere y muchas veces las fechas no se unifican; pero, sobre todo, no todas las personas nacidas en una misma generación comparten los mismos valores o experiencias”.

Asimismo, aunque a cada generación se le han atribuido varias características sociales y tecnológicas, al final del día las personas cambian y se adaptan a lo largo de su vida, lo que hace que las diferencias generacionales sean menos determinantes.

“Cuando surgió la computadora, muchos pensaron que iban a existir grandes diferencias entre la generación que nació con ella y la que la antecedió; durante un tiempo fue así, pero la gente que no estaba tan ligada con ella tuvo que adaptarse. Hace una década era imposible pensar que todos tuviéramos Facebook, por ejemplo, pero actualmente, si no lo tienes, estás fuera de la jugada. Aunque se diga que un avance tecnológico y social es característico de una generación en particular, en realidad repercute en toda la sociedad”, dijo Trujillo Correa.

Los alumnos, otros “buscadores de información”

Al hablar sobre las supuestas características que tendrá la generación Beta, el académico universitario manifestó que, aunque se desarrollarán en un mundo donde la inteligencia artificial estará totalmente integrada en su vida diaria, habría que analizar si es conveniente que se implemente el aprendizaje digital en los centros educativos como una única alternativa.

“Hay muchos países que están intentando alejarse del digital learning porque se han dado cuenta de que el uso de tablets y computadoras en el aula hace a los alumnos muy hábiles para buscar información, pero menos hábiles en otras cuestiones que deben desarrollar a lo largo de su educación. Esto nos sugiere que, si bien la tecnología nos es útil en los ambientes educativos, quizá los métodos tradicionales que aún usamos no son tan malos”, comentó.

De igual manera, también se menciona que esta generación tendrá menos tiempo para la socialización, pero esto no es exclusivo de este grupo de personas, sino que es un fenómeno de alcance mundial. Según el académico, esto se debe a dos factores:

1. La mercadotecnia, que cada vez vende más la idea del aislamiento.

2. Un proceso cultural y social que ha sido reforzado por diversos medios, como el cine y las políticas públicas.

La versión Beta de la soledad

En la actualidad, pese a la facilidad para tener cientos de contactos o seguidores, el especialista universitario llamó la atención sobre un hecho alarmante para nuestras relaciones interpersonales: la falta de una verdadera profundidad emocional a la hora de conocer a alguien.

“Nos sentimos solitarios, en parte porque nos han vendido esa idea, pero también porque no somos capaces de abrirnos o porque huimos si vemos dificultades en la relación de amistad o amorosa. Realmente, la forma de relacionarse no va por ahí, y hay que profundizar en la alteridad de esa persona. Si bien la tecnología ha fomentado un aumento en este tipo de conductas, es algo que desde hace tiempo ha venido creciendo”, comentó.

Para concluir, Trujillo Correa recalcó que la identificación de cohortes generacionales es algo que debe discutirse y revisarse con cuidado. “Son una construcción social que ayuda a describir patrones amplios, pero no deben tomarse como una verdad rígida o aplicarse sin matices”.

Ideas destacadas

- Las cohortes generacionales buscan agrupar a personas nacidas en un mismo período con experiencias similares.

- No hay consenso académico sobre su validez científica, excepto en la generación baby boomer.

- Se han popularizado más en el ámbito del marketing que en la sociología.

- La generación Beta crecerá con inteligencia artificial integrada en su vida diaria.

- La educación digital puede tener limitaciones en el desarrollo de habilidades esenciales.

- La mercadotecnia y los cambios culturales han impulsado el aislamiento social.

- La tecnología ha cambiado la manera en que nos relacionamos, pero no debe ser una barrera para la profundidad emocional.

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