Petróleos Mexicanos (Pemex) sigue sumando números rojos. Al cierre de 2024, la empresa estatal reportó pérdidas por 620 mil 605 millones de pesos, un resultado que resalta aún más cuando se toma en cuenta que, en el último trimestre del año, Pemex acumuló una caída de 190 mil millones de pesos adicionales. Este descalabro financiero, que equivale a aproximadamente 9 mil 283 millones de dólares, agrava una situación ya crítica para la principal empresa productiva del Estado.

El reporte financiero de Pemex resalta una caída en la producción de hidrocarburos del 6.3 por ciento respecto al año anterior, una cifra que refleja las dificultades operativas a las que se enfrenta la petrolera en los últimos tiempos. Las pérdidas de 2024 fueron atribuidas principalmente a un incremento en las pérdidas cambiarias por 542 mil 500 millones de pesos (casi 26 mil 500 millones de dólares), un factor que afecta las finanzas de la empresa debido a la variabilidad del tipo de cambio y la deuda externa.

Además de los costos cambiarios, Pemex también enfrentó un aumento en los costos de ventas por 41 mil 800 millones de pesos y mayores gastos operativos por 15 mil 300 millones de pesos. Estos aumentos en los costos contribuyen a un escenario económico complicado para la empresa, que se encuentra bajo una creciente presión financiera.

Es importante señalar que estos resultados llegan en un contexto en el que el gobierno de Claudia Sheinbaum ha tomado las riendas de la administración de la petrolera, con Víctor Rodríguez al frente de la dirección de Pemex. A pesar de los esfuerzos por mantener el flujo de recursos y tratar de estabilizar las finanzas, los números siguen siendo alarmantes. La caída en la producción de crudo y los altos costos de operación son solo algunos de los factores que reflejan la fragilidad del sector energético mexicano.

La situación de Pemex plantea interrogantes sobre el futuro de la empresa y las políticas implementadas para revertir su declive. En los últimos años, la petrolera ha sido foco de críticas debido a su creciente deuda, los constantes problemas operativos y su dependencia de las fluctuaciones internacionales del mercado de petróleo. Mientras tanto, el gobierno mexicano mantiene que las inversiones en infraestructura y exploración serán claves para recuperar la capacidad productiva y mejorar la rentabilidad de Pemex.

Este cierre de 2024 refleja no solo los problemas estructurales de la empresa, sino también la necesidad urgente de una estrategia más efectiva para garantizar la sostenibilidad de la industria petrolera en el país. La situación de Pemex no es un caso aislado: en el contexto global de energías renovables y el cambio hacia modelos más sostenibles, la petrolera mexicana deberá adaptarse si quiere seguir siendo un jugador relevante en el mercado energético mundial.

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Foto cortesía

xmh