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Mal de ojo: creencias, mitos y amuletos

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Es una creencia con raíces culturales antiguas que, incluso hoy, sigue vigente en muchas sociedades

México.- Medusa, una de las Gorgonas de la mitología griega, es un arquetipo que ilustra el temor hacia la mirada poderosa. Con su cuerpo femenino y rostro aterrador, serpientes en lugar de cabello y piel de escamas, Medusa poseía una mirada tan penetrante que convertía en piedra todo aquello que observaba. Según la leyenda, Perseo, hijo de Zeus, la decapitó mientras dormía, y algunas gotas de su sangre cayeron al océano, formando los corales. A partir de este mito, se originó la tradición de portar fragmentos de coral en collares como protección contra el “mal de ojo”, una práctica común en varias culturas, como explica Idanely Mora Peralta, experta del Centro de Lingüística Hispánica del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM y especialista en creencias populares y supersticiones.

El “mal de ojo” como creencia universal

El “mal de ojo” es una creencia con raíces culturales antiguas que, incluso hoy, sigue vigente en muchas sociedades. Se asocia con la idea de que el ojo posee un poder extraordinario y, a través de la mirada, puede transmitir energía perjudicial. Aunque no se conocen con certeza sus orígenes, el simbolismo del ojo, considerado el “espejo del alma”, está presente en diversas culturas, donde también se le asocia con el peligro, la maldad y, en algunos casos, la envidia, de acuerdo con la académica.

Esta creencia sostiene que una mirada puede causar daño a personas, animales, plantas u objetos, ya sea de manera consciente o inconsciente. En algunos estudios se atribuye este poder a factores naturales o a causas sociales, como la envidia, una emoción que se asocia con la intencionalidad de desear el mal a otros. Para algunos especialistas, el “mal de ojo” tuvo su origen en el Medio Oriente y se le conoce por distintos nombres, como “Mal de Aire”, “Herida de Ojo” o incluso “Ojo de envidia”. En otras culturas se le denomina “the narrow eye”, “the empty eye” o “the salty eye”, afectando principalmente a los niños pequeños.

Presencia del “mal de ojo” en el mundo y en México

De acuerdo con Idanely Mora Peralta, esta creencia ha sido documentada en territorios amplios que van desde el Mediterráneo y el Cercano Oriente hasta Europa (Inglaterra, Escocia, Portugal, Irlanda, Italia, Francia, Escandinavia), Asia, África y América Latina, donde se le reconoce en países como México, Guatemala, Argentina y Puerto Rico. Durante la Edad Media, en España, la medicina oficial lo consideraba una enfermedad, explicada mediante la teoría humoral, la cual sostenía que el cuerpo estaba compuesto por cuatro humores (sangre, bilis amarilla, bilis negra y flema) que, al desequilibrarse, causaban enfermedades.

En México, el “mal de ojo” tiene una fuerte presencia en las comunidades indígenas, donde podría remontarse hasta la época prehispánica, como apunta Villa Rojas en Breves consideraciones sobre la creencia del “mal de ojo” (Anales de Antropología, 19(2), 2010). En Yucatán, se describe como una enfermedad causada por una mirada que afecta sobre todo a los niños, quienes manifiestan síntomas como llanto persistente, inquietud y asimetría en los ojos. Se cree que las personas con la capacidad de transmitir el “mal de ojo” nacen en martes o viernes y presentan un lunar o una vena entre los ojos. En algunas comunidades, también se considera que quienes tienen hambre, sed, cansancio o regresan del campo son más propensos a cargar energías malignas, las cuales pueden provocar este mal.

En Chiapas, la comunidad tzotzil distingue entre el mal de ojo y la envidia. En el caso del primero, se atribuye a personas mayores con una mirada penetrante y un “calor corporal” elevado, mientras que la envidia surge de un deseo reprimido o del resentimiento ante el bienestar de otros, explicó Villa Rojas. En Michoacán, específicamente en la población tarasca, se evita que extraños miren o acaricien a los niños, por miedo a que les transmitan el “mal de ojo”. Si esto ocurre, los padres piden al extraño que provoque un berrinche en el niño, pues se cree que con esto el mal es expulsado.

Métodos de curación del “mal de ojo”

La forma de curar el “mal de ojo” varía según la cultura. Algunas emplean amuletos, símbolos geométricos, objetos brillantes, la media luna, el hierro al rojo vivo, la sal, la piedra de alumbre y el agua. También se utilizan remedios caseros como el aceite de alabastro, romero, ruda, alcanfor y vinagre; metales preciosos como el oro y la plata; minerales como el ámbar o el azabache; y ciertos rituales que incluyen un huevo, un poco de alcohol y un vaso con agua pura.

En Puerto Rico, para detectar la presencia del llamado “Aojo”, se vierte una gota de aceite en un vaso con agua tibia cerca del niño afectado; si la gota se disuelve, esto indica que fue víctima de una mirada dañina, y el remedio incluye oraciones o santiguos. En Yucatán, se acostumbra dar de beber al niño agua del vaso de la persona que se cree causante del mal, o bien, que la madre mastique hojas de ruda y frote los párpados del niño.

En Ciudad de México es común encontrar en los mercados una semilla vegetal llamada “Ojo de Venado” atada con un cordón rojo, que a veces incluye la imagen de un santo católico. Este amuleto se coloca en la muñeca del niño para protegerlo. De acuerdo con Mora Peralta, en muchas regiones de Hispanoamérica se emplean productos naturales y oraciones o invocaciones a figuras religiosas, como Jesús y María, para proteger a los niños. En Irlanda, el trébol es un símbolo protector de origen celta, mientras que en el mundo árabe se usa la “Mano de Fátima” o “Hamsa”, que representa un ojo en una mano.

En África, las tribus masai usan la saliva como remedio: quien ha causado el mal debe escupir sobre la víctima para liberarla. Este mismo recurso se emplea en la Ciudad de México, donde, tradicionalmente, una mujer de la familia limpia la frente del bebé con saliva y luego seca la zona con la orilla de su vestimenta, creyendo que así se elimina el mal de ojo y el niño queda protegido.

En Italia, otro método consiste en portar un mechón de pelo de tejón o un pedacito de su piel en la ropa. También se cree que el mal de ojo puede afectar la leche materna, por lo que las mujeres lactantes suelen ocultar el pecho de miradas externas y evitar que la ropa mojada se vea, para no atraer a la llamada “ladrona de leche”. Como protección para el hogar, es común colocar cuernos de buey sobre la puerta y una herradura de caballo en el interior; sin embargo, estos objetos no deben ser comprados, sino encontrados o robados, afirma la académica.

Ideas destacadas:

- Medusa como arquetipo del poder de la mirada y su relación con el origen del “mal de ojo”.

- El “mal de ojo” como creencia presente en múltiples culturas, asociada al poder y peligro de la mirada.

- Diversas interpretaciones y nombres del “mal de ojo” a lo largo del mundo.

- Presencia y adaptación del “mal de ojo” en las comunidades indígenas de México.

- Métodos tradicionales para curar o prevenir el “mal de ojo” en distintas culturas.

- El uso de amuletos, rituales y objetos simbólicos como protección contra el “mal de ojo”.

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