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El debate del Infonavit: razones y sinrazones

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Si bien es positivo que más trabajadores accedan a vivienda, es fundamental no comprometer la solidez financiera del instituto ni reducir drásticamente los rendimientos de los ahorros

Las recientes reformas a la Ley del Infonavit han reavivado un viejo debate: ¿debe el Instituto privilegiar la rentabilidad de los ahorros de los trabajadores o enfocarse en maximizar la entrega de vivienda social?

Y como consecuencia de lo anterior, ¿debe el Infonavit nuevamente construir vivienda?

Desde su creación en 1972, el Infonavit ha sido un pilar en la política de vivienda en México. Su modelo de financiamiento ha permitido que millones de trabajadores accedan a créditos para adquirir una casa, pero también ha sido cuestionado por las ineficiencias del sistema.

Con la reforma, el enfoque cambia. Se prioriza el acceso a vivienda social, pero probablemente a costa de menores rendimientos para los ahorros de los trabajadores. ¿Es un buen cambio o un error de política pública?

Veamos algunos pros y contras.

1. El modelo previo: maximización de rendimientos

Hasta antes de las reformas, el Infonavit operaba con una lógica financiera: los fondos de los trabajadores eran invertidos para generar rendimientos competitivos, garantizando que sus ahorros crecieran con el tiempo.

Ventajas de este modelo:

–Seguridad financiera: los trabajadores podían confiar en que su ahorro para vivienda no perdía valor frente a la inflación.

–Flexibilidad: se podía optar por no usar el crédito y recibir el dinero acumulado al final de la vida laboral.

–Sostenibilidad del Instituto: Infonavit operaba con mayores recursos y margen de maniobra para administrar los créditos.

Desventajas:

–Menos vivienda social: el modelo no garantizaba que todos los trabajadores tuvieran acceso a una casa, ya que el crédito dependía de factores financieros.

–Exclusión de trabajadores de bajos ingresos: para muchos, el monto del crédito era insuficiente o las tasas no eran accesibles.

2. El modelo reformado: maximización de vivienda social

Con la reforma, la prioridad ya no es la rentabilidad de los fondos, sino asignar la mayor cantidad de viviendas posibles, incluso si ello implica menores rendimientos en los ahorros de los trabajadores.

Beneficios de este nuevo modelo:

–Mayor acceso a vivienda: se busca que más trabajadores, incluso con bajos ingresos, puedan acceder a un crédito.

–Mayor activación del sector construcción: al haber más créditos disponibles, se impulsa la industria de la vivienda.

–Objetivo social más claro: se enfatiza el derecho a una vivienda digna sobre la rentabilidad de los fondos.

Riesgos y problemas:

–Menores rendimientos para los trabajadores: la rentabilidad de los ahorros podría verse afectada al priorizar el financiamiento de más viviendas.

–Mayor riesgo financiero para el Infonavit: si no hay un equilibrio adecuado en la administración de los recursos, el Instituto podría comprometer su viabilidad a largo plazo.

–Posible deterioro en la calidad de la vivienda: en el pasado, el enfoque en maximizar la cantidad de casas llevó a desarrollos alejados y con escasa infraestructura.

3. ¿Hacia dónde debería ir el Infonavit?

El dilema entre maximizar rendimientos o vivienda social no es nuevo. Pero la clave está en encontrar un equilibrio que garantice ambas cosas.

No se puede ignorar que millones de trabajadores dependen del Infonavit para su retiro. Si se sacrifican los rendimientos en favor de la asignación masiva de viviendas, se estaría afectando la seguridad financiera de los derechohabientes a largo plazo

Por otro lado, México enfrenta un déficit de vivienda accesible. Ignorar esta realidad bajo el argumento de rentabilidad financiera tampoco es una solución.

Las reformas al Infonavit aun si son bien intencionadas, deben ser implementadas con cautela.

El problema es que con los derechos dados al director general, quizás la cautela sea lo que menos habrá. Que sea Octavio Romero Oropeza no es un asunto menor.

Si bien es positivo que más trabajadores accedan a vivienda, es fundamental no comprometer la solidez financiera del Instituto ni reducir drásticamente los rendimientos de los ahorros.

En un escenario ideal, el Infonavit debería encontrar un punto medio: mantener una gestión eficiente de los fondos para garantizar buenos rendimientos, pero sin descuidar su función social.

El problema es que cuando el debate se politiza, se deján de lado las razones y quedan solo las sinrazones.

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Columna Coordenadas de Enrique Quintana en El Financiero

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