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La apuesta: no habrá aranceles el sábado
Pareciera que finalmente empieza a haber algo de claridad sobre los aranceles que el gobierno de Donald Trump podría imponer.
Quien contribuyó a esclarecer el panorama fue Howard Lutnick, el próximo secretario de Comercio de EU, un personaje bien conocido en el mundo financiero, pues encabezó la firma Cantor Fitzgerald, una de las protagonistas en Wall Street.
En pocas palabras, Lutnick precisó que el arancel de 25 por ciento que podría imponerse a México y Canadá el sábado 1 de febrero es un mecanismo de presión para que ambos gobiernos refuercen sus acciones contra la migración indocumentada y el tráfico de fentanilo.
Sin embargo, más allá de este arancel, el gobierno de Trump está por definir una política comercial más amplia, que también podría implicar nuevas tarifas. Esta estrategia se basará en un análisis ordenado por Trump en un memorándum del 20 de enero, cuyos resultados estarán listos a más tardar en abril.
Veamos con más detalle las implicaciones de cada decisión.
En su audiencia de confirmación en el Senado, Lutnick señaló que, hasta donde sabe, México y Canadá están tomando medidas, “por lo que si continúan con rapidez, los aranceles no se aplicarán”. Su declaración dio mayor certeza, especialmente después de que la vocera de la Casa Blanca reiterara que Trump sigue considerando la imposición de aranceles para el sábado.
Lutnick, además, será el responsable de diseñar la política comercial del nuevo gobierno. En este sentido, adelantó detalles sobre lo que podría esperarse en el informe de abril.
Su propuesta a Trump no es imponer un arancel generalizado, como se ha sugerido en ocasiones, sino diferenciarlo por país. Esto significa que aquellos países con una mayor asimetría arancelaria con EU podrían enfrentar un mayor castigo.
Para ponerlo en perspectiva:
- El arancel promedio de EU es de 2.5 por ciento.
- En comparación, el arancel promedio de la Unión Europea ronda el 5 por ciento.
- México lleva ventaja en este sentido, ya que la mayor parte de su comercio con EU está libre de aranceles gracias al T-MEC.
Sin embargo, la principal crítica hacia México es el aumento de las importaciones desde China, muchas de las cuales se integran en procesos productivos nacionales y luego se exportan a EU. Esto ha generado la percepción de que China está usando a México como trampolín para evitar pagar aranceles en el mercado estadounidense.
Aquí es donde México tiene dos argumentos clave para negociar:
1. El Plan México, cuyo objetivo es aumentar la participación de proveedores nacionales en las cadenas de suministro, reduciendo la dependencia de insumos chinos.
2. La posible armonización arancelaria con la estructura que defina EU, alineando ambos sistemas comerciales.
Eliminar la impredecibilidad de Trump es prácticamente imposible. Tendremos que lidiar con ella durante los próximos cuatro años.
Sin embargo, sí es posible tomar medidas para reducir el impacto de las políticas que implemente su gobierno.
El mercado cambiario reflejó ayer esta percepción de menor riesgo inmediato, cerrando la sesión en 20.52 pesos por dólar.
El siguiente capítulo de incertidumbre vendrá con la revisión del T-MEC. Seguramente, en la evaluación de abril veremos señales sobre las verdaderas intenciones del gobierno estadounidense, pero no hay duda de que la exigencia principal será un mayor porcentaje de valor agregado en EU, no solo en la región.
Pero ese será otro tema.
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Columna Coordenadas de Enrique Quintana en El Financiero
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