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Repartidores de Acapulco enfrentan inseguridad y miedo diario: "Salimos con el Jesús en la boca"
Acapulco, Gro. - La situación de inseguridad en Acapulco sigue golpeando a diversos sectores, y los repartidores de bebidas y alimentos son uno de los grupos más vulnerables. Muchos de ellos, en particular los que trabajan para empresas como Corona y Coca-Cola, se ven obligados a salir todos los días a la calle bajo un clima de miedo y desconfianza, después de que varios de sus compañeros fueran asesinados en el cumplimiento de su labor.
Uno de los trabajadores de la empresa Corona, quien prefirió mantenerse en anonimato, relató con pesar cómo las motocicletas, que comúnmente utilizan para realizar las entregas, se han convertido en un objeto de temor constante. "Con el favor de Dios, a la suerte es como salimos a trabajar. Nos cuidamos de los motociclistas porque fue en una moto donde mataron a mi compañero", expresó, haciendo referencia a los riesgos que enfrentan cada día al desempeñar su trabajo.
El temor es palpable, y aunque los empleados han solicitado a sus jefes el acompañamiento de un “custodio” para protegerlos durante sus rutas, las autoridades de los tres niveles de gobierno no han respondido a esa solicitud. Las empresas, por su parte, alegan que no tienen los recursos ni la capacidad para brindar la seguridad que los trabajadores demandan. Ante esta falta de apoyo institucional, los repartidores continúan exponiéndose a situaciones de riesgo sin mayores opciones.
Por otro lado, los empleados de Coca-Cola han manifestado su preocupación por la inseguridad, especialmente los días viernes y sábado, cuando se incrementan los asaltos y los ataques. De hecho, algunos trabajadores decidieron no salir a repartir producto durante esos días, lo que provocó desabasto en varios negocios locales. "Salimos con el Jesús en la boca. Venimos tres en el camión y estamos alertas de todo, porque no estamos exentos de sufrir un ataque, y mucho menos, tener a alguien que nos cuide", comentó un trabajador de la refresquera.
Las jornadas laborales son largas y agotadoras. En promedio, los repartidores deben trabajar entre 12 y 14 horas al día para cumplir con las más de 60 entregas que deben hacer en 40 rutas diferentes. Sin embargo, debido a la violencia creciente en la ciudad, la empresa ha tomado la decisión de reducir los horarios de trabajo, finalizando sus actividades antes del anochecer. A pesar de estos esfuerzos, algunos trabajadores aún deben operar hasta altas horas de la noche, especialmente aquellos que tienen que hacer entregas en comunidades alejadas.
Un joven repartidor relató cómo, en una de las últimas entregas, fue interceptado por elementos de la Guardia Nacional, quienes le preguntaron si todo marchaba bien en su ruta. Sin embargo, la presencia de las fuerzas de seguridad no parece ser suficiente para darles la tranquilidad que necesitan. "A veces sentimos que no es suficiente con la vigilancia, porque nos atacan igual", señaló, reflejando el miedo constante que viven.
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Foto ilustrativa
xmh