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¿El funeral De Vicente Fox reuniría a todos los expresidentes y a la presidenta de México?
No le deseo nada malo. Si ejemplifico con Vicente Fox se debe a que es el más viejo de los expresidentes mexicanos. Este 2025 él llegará a los 83 años de edad. Sin más información acerca de su salud y de los expedientes clínicos del resto de exmandatarios, Fox tendría que ser el próximo en morir.
Como sabemos, hay seis expresidentes vivos. Claro está, si Fox falleciera a los 100 años, como Jimmy Carter, habría dos exgobernantes más que asistirían, o no, a sus funerales, Claudia Sheinbaum y quien llegara a la presidencia en 2030.
Ya que viene al caso, juguemos un poquito al futurismo que tanto nos entretiene. Como tapados o corcholatas para el 2030 ya se ven a sí mismos, se les nota, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López y Gerardo Fernández Noroña, que nomás no llegan al nivel de popularidad de un funconario que no se ha acelerado, Omar García Harfuch. Sea lo que fuere, estos cuatro hombres podrían llevarse una sorpresa desagradable frente a las, ahora mismo, sumamente discretas tapadas con posibilidades reales de corcholatear, Luz Elena González, Rosa Icela Rodríguez y Luisa María Alcalde. ¿Y Andrés Manuel López Beltrán? Inteligente como es, pienso que cuidará el legado de su padre, por lo que se abstendrá de ponerlo en riesgo participando en una aventura tan incierta; es joven, ya llegará su momento.
Me dirán que es de mal gusto hablar del fallecimiento de cualquier persona, inclusive de Vicente Fox. Aceptaré la crítica si alguien la hace, pero me defenderé argumentando que la muerte es lo más natural de la existencia. Tristemente no hemos encontrado la fórmula para la inmortalidad.
Por cierto, el genio Isaac Newton pensó que había descubierto la fórmula para la vida eterna y hasta dejó por ahí un manuscrito, redactado en latín e inglés, en el que explicó el procedimiento para producir mercurio sófico, que como bien sabemos es la sustancia fundamental en la fabricación de la piedra filosofal.
Newton, valiéndole gorro, plagió su descubrimiento. A la Yasmín Esquivel, simple y sencillamente se apropió del trabajo de otra persona, un alquimista estadounidense de Harvard, George Starkey, alias Eireanus Philalethes —que según entiendo significa pacífico amante de la verdad, algo de lo que no estoy muy seguro.—
Leí en National Geographic que el mercurio sófico combina “una parte de Dragón Ardiente, algo de Diana Virgen, y al menos siete Águilas de mercurio”. Todos materiales perfectamente disponibles en el mercado, lo que sin duda alegra a Fox, quien ya debe estar en lista de espera para ser el primero en adquirir el mercurio sófico en cuanto se venda en las farmacias.
Y es que si Fox tomara o se inyectara mercurio sófico viviría más de cien años. Pero le doy la mala noticia: como tal sustancia no ha sido autorizada por Cofepris probablemente don Vicente no durará tanto tiempo en este valle de lágrimas que es la vida humana.
¿Le organizaría la 4T un funeral de Estado a Vicente Fox? Pienso en algo parecido a lo que acaba de hacer el gobierno de Estados Unidos como homenaje a Jimmy Carter. ¿En tal ceremonia luctuosa participarían todos los expresidentes mexicanos, a saber: Carlos Salinas, de 77 años de edad; Ernesto Zedillo, de 74 años; Felipe Calderón, de 63 años de edad; Enrique Peña Nieto, de 59… y Andrés Manuel López Obrador, de 72 años de edad? ¿Asistiría la presidenta Claudia Sheinbaum?
La clase política de Estados Unidos acaba de dar una lección, precisamente, de política, esto es, de hipocresía o del arte de comer caca y pedir más. En el New York Times, Vanessa Friedman destacó la “rara imagen de unidad presidencial” en el funeral de Jimmy Carter. Se juntaron todos los expresidentes vivos, el presidente todavía en funciones y el presidente electo: Donald J. Trump y su esposa, Melania, al lado de Barack Obama, este sentado junto a George W. Bush y su esposa, Laura, que estaban al lado de Bill y Hillary Clinton. Una fila adelante, el presidente Joe Biden y su esposa Jill. Como dijo la periodista del NYT, “todos llevaban trajes oscuros notablemente similares, corbatas en tonos de negro a azul cielo, y trajes y abrigos negros”. Solo faltó Michelle Obama, la única que no estuvo dispuesta a participar en la gran comilona de mierda de la convivencia risa y risa con Trump.
Interesante la descripción de la ropa de los presidentes y sus esposas que hizo Vanessa Friedman. Trump abandonó su uniforme de traje azul bandera, camisa blanca y corbata roja brillante, que “se ha convertido en el uniforme de facto de la mayoría de los republicanos en la nueva administración”. En el funeral el presidente electo “llevaba un traje más oscuro y una corbata azul demócrata”. La esposa de Trump utilizó “un abrigo Valentino negro con un amplio cuello blanco estampado de flores blancas y negras”. Biden lució un traje negro de Schiaparelli, “el mismo que había usado para el servicio funerario de la reina Isabel II en la Abadía de Westminster”.
La verdad de las cosas es que nuestra política no está tan avanzada como la de Estados Unidos, es decir, no veo a AMLO y a Sheinbaum en el funeral de Fox hipócritamente sentados al lado de Salinas, Zedillo, Calderón y Peña Nieto. Cuando mucho, Andrés Manuel y Claudia darían el pésame a la familia Fox en Twitter y nada más. ¿Esto es bueno o malo? No lo sé. Simplemente es lo que es.
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Columna de Federico Arreola en SDP Noticias
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