El mundo del béisbol está de luto tras el fallecimiento de Rickey Henderson, quien murió este miércoles a los 65 años. Henderson, considerado uno de los jugadores más electrizantes y talentosos en la historia de las Grandes Ligas, será recordado como el rey indiscutible de las bases robadas.

Con 1,406 bases robadas a lo largo de su carrera, Henderson estableció un récord que aún se mantiene intacto, destacándose por su velocidad, instinto y capacidad para cambiar el ritmo de un juego en cualquier momento. Además, acumuló logros impresionantes como dos títulos de Serie Mundial y un premio MVP de la Liga Americana en 1990.

Henderson jugó para múltiples equipos durante su carrera, incluidos los Oakland Athletics, donde dejó una huella imborrable. Su carisma, habilidad para liderar en el campo y contribuciones ofensivas lo convirtieron en uno de los jugadores más admirados y respetados de su generación.

El béisbol pierde a un ícono, pero su legado vivirá por siempre en los récords, en las memorias de los aficionados y en el Salón de la Fama, al que fue exaltado en 2009. Su muerte deja un vacío en el deporte, pero también una herencia que inspira a nuevas generaciones de jugadores.

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Foto: Especial 

cdch