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La magia de las esferas navideñas: Tradición artesanal en Chignahuapan

  • Xóchitl Montero
Las esferas, que adornan miles de hogares mexicanos y del mundo, son parte fundamental de las tradiciones navideñas de Chignahuap

Chignahuapan, Pue. - En la Sierra Norte de Puebla, el pueblo mágico de Chignahuapan se ha ganado el título de "paraíso de las esferas". Con más de 370 talleres dedicados a la fabricación de estas piezas, la localidad se convierte cada diciembre en un lugar donde la magia de la Navidad se hace tangible.

Las esferas, que adornan miles de hogares mexicanos y del mundo, son parte fundamental de las tradiciones navideñas de Chignahuapan, donde la creatividad y el arte se unen para dar vida a la festividad.

La historia de la fabricación de esferas en Chignahuapan comenzó en 1965, cuando el pionero Rafael Méndez enseñó a los habitantes del pueblo el arte del vidrio soplado. A partir de ahí, los chignahuapenses comenzaron a aprender y perfeccionar la técnica, transmitiéndola de generación en generación.

Este legado artesanal es la base de la economía local, pero también es un reflejo de la identidad y la creatividad del pueblo.

Un proceso artesanal único

Crear una esfera en Chignahuapan es un proceso que requiere destreza y paciencia. Todo comienza en el "globeo", el proceso de soplado del cristal. Los artesanos utilizan varillas de vidrio neutro importado de Europa, que calientan a temperaturas que rondan los 350°C a 400°C. Este paso, que dura entre dos y cinco minutos, permite moldear el vidrio en la forma deseada, aunque la pieza aún permanecerá transparente.

Una vez que la pieza ha tomado la forma básica, el siguiente paso es el "plateo", que consiste en aplicar una solución química a base de nitrato de plata, logrando el acabado espejo tan característico de las esferas.

Javier González, uno de los artesanos de Esferas Campanita, explica que este proceso es clave para darle color y resaltar los tonos de la pintura que se aplicará a continuación, ya que si la esfera permanece transparente, los colores no se destacan como deben.

Tras el plateo, las esferas pasan por un baño de pintura, y según el material utilizado, la pieza adquiere un acabado brillante, mate o acaramelado. El toque final lo dan los artesanos con detalles decorativos: muñecos de nieve, piñatas, trompos, gnomos y una infinidad de otros diseños que se realizan a mano con pinceles, esponjas o punteros. Finalmente, se coloca una horquilla de alambre para que las esferas puedan ser colgadas en los árboles de Navidad.

Un arte que se vive y se siente

El proceso de fabricación de estas esferas no solo es un trabajo, sino una verdadera forma de vida para los habitantes de Chignahuapan. La creación de cada pieza es una oportunidad para mostrar el talento y la pasión de los artesanos, quienes cada año innovan con nuevos diseños, pero sin perder la esencia de la tradición. Gracias a su dedicación, las esferas de Chignahuapan son reconocidas no solo en México, sino a nivel internacional.

Para los visitantes, recorrer los talleres y observar el proceso artesanal en vivo es una experiencia fascinante. La belleza y la minuciosidad del trabajo se reflejan en cada esfera, convirtiéndolas en mucho más que simples adornos.

Son un símbolo de la habilidad y el esfuerzo de quienes las crean, y una manera de llevar la magia de la Navidad a todos los rincones del mundo.

En conclusión, Chignahuapan es mucho más que un pueblo mágico: es un lugar donde la tradición y el arte se unen para dar vida a la Navidad. Las esferas que allí se fabrican son testimonio de un legado que ha perdurado por más de medio siglo, y que sigue brillando con fuerza cada temporada, llenando de color y alegría los hogares de todo el mundo.

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Foto cortesía

xmh

 

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