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Silvia Pinal, Buñuel y la trilogía fílmica que no pudo ser
Una artista centrada en su espíritu
Esta nota tuvo en su gestación no la idea de un homenaje sino la de un reproche a Silvia Pinal. Celebraciones y homenajes, gratos recuerdos de su trabajo extraordinario han sobrado y sobrarán; así que uno más da prácticamente igual. Sin embargo, de no ser por esta idea hubiera dedicado el texto al centenario del fallecimiento de Giacomo Puccini (un 29 de noviembre de 1924).
El recorrido de nueva cuenta por la vida artística de Pinal, el repaso de muchas de sus entrevistas, la vuelta por algunas películas y escenas, han atenuado, no obstante, ese reproche que de todas maneras ha de hacerse porque se trata de una de las historias menos conocidas de esta actriz y productora que tomó como centro de acción su vida misma, su espíritu en apariencia incansable, indomable, dinámico, voluntarioso de ir siempre a “un adelante” eterno; la inteligencia, la ambición y el talento, y la belleza de un rostro de juventud, fueron la vanguardia de ese avanzar constante.
Evidentemente, el gran público la conoció primero por la televisión, por las numerosas series que protagonizó desde 1968, con “Los caudillos”, su primera aparición en las pantallas familiares. Medio que masificaría para las nuevas generaciones su presencia en el cine iniciada en 1949 con Bamba, pues aunque fue evidente ese éxito antes que en la televisión (incluso había debutado previamente como actriz en la radio y en el teatro), esta permitió al llamado “cine de la época de oro”, de los 30′s a 60′s, no sólo renacer en un nuevo medio sino su masificación por todo el país.
De Silvia Pinal se conoció primero el cine comercial y/o popular, junto a figuras como Tin Tan, Cantinflas o Pedro Infante, donde destacaba por su belleza juvenil, la simpatía que despertaba su sonrisa y el magnífico ingenio histriónico. El rey del barrio, El portero, películas que son ya clásicas entre los mexicanos, pero en particular la encantadora El inocente, que se mira de nuevo cada fin de año.
Después el público la vio, por supuesto, en su abrumadora presencia en musicales: Ring, ring, llama el amor, Mame, Hello, Dolly!, Gypsy, entre otras. Obras puestas en la Ciudad de México y extendidas en prolongadas giras por todo el país.
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Columna de Héctor Palacios en SDP Noticias
Foto Especial
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