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Canadá, de socio a competidor

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A pesar de que Canadá amenaza con salirse del T-MEC y optar por un acuerdo bilateral con Estados Unidos, los mexicanos no debemos alarmarnos

Como una estrategia negociadora y tomando en cuenta los errores de México, Canadá amenaza con salir del T-MEC y optar por un acuerdo bilateral con Estados Unidos, los mexicanos no debemos alarmarnos, ya que el país puede operar perfectamente con un acuerdo bilateral con Estados Unidos.

México ha desaprovechado la relocalización de empresas para atraer inversiones, pero, lo que no dicen, es que esto es factible siempre y cuando se tenga el marco legal adecuado y las negociaciones favorezcan a ambos países, y no a un competidor como China.

Actualmente México compite directamente con Canadá en la atracción de inversiones, aunque Canadá cuenta con ventajas como energía limpia y robótica, México destaca por sus cadenas de valor, mano de obra calificada, experiencia y un marco legal que, hasta ahora, ha protegido la inversión extranjera en aspectos clave.

Sin embargo, las leyes y medidas que se han implementado recientemente generan incertidumbre y limitan nuestra capacidad para captar inversiones. Apenas hemos atraído el 7.5% de la inversión que salió de China, mientras países como Vietnam han captado gran parte de estas oportunidades gracias a sus mercados abiertos, clima de seguridad y reglas claras.

Pero como siempre ha sido la tónica en México, aparecen la mentira y la contradicción. La presidenta en su conferencia de este jueves detalló que en la pasada cumbre del G20 le planteó al primer ministro canadiense redactar un documento sobre los beneficios que brinda el T-MEC a ambos países y presentarlos en la revisión al próximo presidente estadounidense, Donald Trump.

Lo hizo justo cuando el Congreso dominado por Morena y sus aliados decidieron darle la puntilla al T-MEC eliminando todos los organismos autónomos. Otra vez una cosa es lo que dice Sheinbaum para tratar de atemperar las cosas y otra lo que se hace.

El T-MEC o los acuerdos bilaterales son buenos para México y la región, siempre y cuando se tenga el marco jurídico adecuado, lo cual ya no tenemos.

¿Será que el compromiso con China sea de tal magnitud que lleve a Claudia a reventar el T-MEC o la posibilidad de acuerdos bilaterales?

De manera irresponsable, México está tensando la relación con sus dos principales socios comerciales y aliados políticos. Declaraciones y justificaciones van y vienen, pero lo que se perfila en realidad es el rompimiento entre un Trump desafiante y una Canadá que busca ventajas para competirnos.

Los cambios que se avecinan

Primero, el retorno de Donald Trump a la presidencia de EU y con el Marco Rubio, y el anuncio de que nominará al multimillonario financiero Howard Lutnick como secretario de comercio, encargado de implementar su drástica política de aranceles, que pondrá en la mira al sector manufacturero y de servicios mexicano.

Con mayor educación, pero en la misma línea, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau expresó que les gustaría que se mantuviera el pacto comercial, con el cual “garantizaremos el empleo y el crecimiento canadienses durante mucho tiempo. Lo ideal sería que lo hiciéramos como un mercado norteamericano unido, pero a la espera de las decisiones y elecciones que ha hecho México, puede que tengamos que buscar otras opciones”.

Así, lo que está en el centro de la discusión, no son en sí mismos los mecanismos del tratado y las negociaciones entre los tres países que se aprovechen en términos regionales, lo que preocupa a los dos países del norte es la posición que México ha asumido para que el beneficiario del tratado sea China.

Otros puntos que han provocado que los dos socios comerciales de México estén poniendo el grito en el cielo, son la disparidad de las leyes y políticas públicas que se han concretado en México, es decir, las reformas al poder judicial, la eliminación de los organismos autónomos como la CRE, CNH, INAI, COFECE y la anulación tacita de la CNDH.

¿Qué significan estas reformas?

Es simple, no pueden aplicarse las leyes generales dentro de acuerdos comerciales o de otro tipo, con las que en forma y fondo no exista congruencia. México optó por un régimen autoritario que concentra el poder en una sola persona y con leyes que protegen las arbitrariedades que se presentan en gobiernos de esta índole.

La información oficial solo estará sustentada por un valor de fe, dado que ya no existe una sola instancia que corrobore, verifique o dé seguimiento, por ejemplo, al manejo presupuestal, al gasto público, datos confiables de inversión, empleo, inflación, etcétera.

El gobierno determinará quién delinque y quien no, sin poder ejercer el derecho de amparo contra acciones de poder.

Tampoco habrá cooperación, México está planteando la no reciprocidad, al estilo de las “andresmanueladas” cuestionará, sin aceptar que otros países opinen sobre el gobierno, arbitrariedades, corrupción o represión.

Así, podemos despedirnos del T- MEC, o pasar al bilateralismo con Trump y a competir con Canadá.

 

Columna de Manuel Díaz en SDP Noticias

X: @diaz_manuel

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