- Puebla
El libro favorito de Marcelo Ebrard
Ignoro si lo leyó, quizás lo tiene en su biblioteca, pero el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, debe llevar este libro en la faja del pantalón. Será durante cuatro años su texto favorito.
Para empezar, ese texto lo destaca como la persona que en última instancia y de manera fortuita salvó las negociaciones del nuevo tratado de libre comercio norteamericano, el T-MEC:
“No estaba dispuesto a regresar a Washington sin una firma mexicana en ese documento. Finalmente, el principal asesor jurídico de México en asuntos exteriores, que a esta altura ya se había sumado a la refriega, opinó que el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, podría firmar en lugar de Márquez”, reveló Robert Lighthizer en su libro No Trade is Free (No Hay Comercio Libre).
Rápidamente él, otros funcionarios y agentes del servicio secreto salieron en una Suburban al tráfico de la Ciudad de México para buscar la firma de Ebrard, hasta que la consiguieron.
En esa parte refiere cómo la secretaria de Economía, Graciela Márquez, se negó a firmar el borrador de la redacción final del tratado, posiblemente ofendida porque su arribo al gobierno fue posterior a las negociaciones, lo que la marginó en la revisión de detalles finales.
¿Recuerdan a Lighthizer? Es un abogado de 77 años que Donald Trump responsabilizó de negociar el acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá durante su mandato.
Fue Representante de Comercio de Estados Unidos y se ganó ante los mexicanos la fama de un duro negociador que no repara en sentimientos o retórica para defender los intereses de su país. Va al punto y no se detienen.
Una nota de Wall Street Journal reveló la semana pasada que Lighthizer podría regresar al cargo cuando el presidente electo llegue otra vez a la Casa Blanca en enero. Por eso cobra más relevancia su libro publicado en 2023.
Lleno de anécdotas, éste detalla las razones por las cuales su país renegoció el tratado con Canadá y México, un país que, dice él, abusó de los beneficios del convenio.
¿Su argumento? Que con el antiguo acuerdo, empresas automotrices provenientes de naciones ajenas a Norteamérica aprovecharon lagunas en el documento trinacional e instalaron fábricas ensambladoras de piezas asiáticas y de otras regiones, para que los mexicanos, con sus bajos salarios, armaran vehículos baratos que terminaron con miles de empleos en su país.
Lo más importante del libro quizás, es la perspectiva que brinda para el próximo mandato de Trump. Desde mi punto de vista hay elementos que brindan cierta tranquilidad a quienes dependen de las exportaciones a Estados Unidos. Cito algunos de ellos.
Si bien Lighthizer mostró desacuerdo desde el principio, con el viejo TLCAN, su molestia se centró en el impacto para su país en la fabricación de coches. Enfáticamente explica que en el resto del comercio no había problemas graves.
El nuevo tratado, por tanto, salvaguardó aún más los intereses de Estados Unidos, lo que resulta relevante en el contexto de su próxima revisión periódica. No hay señales que indiquen riesgos para quienes fabrican productos electrónicos, máquinas o tecnología, que son los productos de mayor crecimiento en las ventas hacia Estados Unidos.
En No Trade is Free, Lighthizer dedica tres capítulos a explicar el paso del TLCAN al T-MEC y aclara que ese acuerdo será revisado frecuentemente, pues nunca más debe ser permanente.
Pero también deja ver que la mayor parte del trabajo para defender intereses estadounidenses ya fue abordado.
En cambio, a China dedica siete capítulos en los que define a esa nación como la mayor amenaza geopolítica y un riesgo económico, por lo que urge a desacoplarla de la economía estadounidense. Ojo, cada fábrica china en México será considerada una ofensa por los estadounidenses. Con razón o sin ella.
Hay mucho más en el libro de Lighthizer, lo que obliga a regresar a éste, pero para su relativa tranquilidad los dejo con una frase de su discurso en el Palacio Nacional, al terminar las negociaciones del T-MEC:
“Sorprendí a muchos al reflexionar sobre la importancia de la relación entre Estados Unidos y México, señalando que Estados Unidos tiene un profundo interés en el éxito de México. Compartimos una frontera, una larga historia y, cada vez más, un legado común, ya que cada vez hay más estadounidenses de ascendencia mexicana”.
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Columna Parteaguas de Jonathan Ruiz en El Financiero
Foto Victoria Valtierra
clh