Atlixco, Pue.- El camposanto de esta ciudad tiene un largo y céntrico pasillo el cual divide en dos partes, casi iguales, ese mortuorio lugar. Justo a la mitad de ese corredor tapizado de cemento está un sola tumba, que pertenece a José Gómez Aranzabal, un cirquero español nacido en Santander .

De acuerdo a la versión de algunos cronistas del panteón local, el adolescente de apenas 20 años de edad llegó a este municipio precisamente como parte de una caravana de artistas trasladados desde el viejo continente. 

Y debido a ese trabajo aparentemente pasó varios días en Atlixco. Sin embargo, cuentan, de repente enfermo de difteria y murió aquí inevitablemente al no existir una cura eficaz en esa época.

El cadáver de Aranzabal permaneció cinco días en el anfiteatro por una razón: el necrópolis de Atlixco, para entonces recientemente estrenado o abierto, esperaba ser inaugurado por un lugareño, según las ansias e indicaciones de las autoridades municipales.

Pero no, ningún atlixquence perdió la vida en el lapso de casi una semana. Mientras, el cadáver del cirquero español seguía pudriéndose. Ante tal complicado panorama, finalmente decidieron no únicamente darle cristiana sepultura a José Gómez, también designarle un lugar de privilegio. 

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