En honor a San Antonio, cientos y cientos de animalitos fueron bendecidos por el sacerdote católico Lauro Larrancilla, quien destacó que son parte de la comunidad y también de las familias y fue también un momento de fe y de unión familiar puesto que los papás asistieron con sus hijos para que sus mascotas y animales recibieran la bendición y fueran protegidos.

 

Los perros fueron las mascotas que predominaron desde razas pequeñas hasta las más grandes, seguidos por los gatos, pero no fueron los únicos, también hubo gallos, gallinas y pollitos, pajaritos y loros, hámsters, tortugas y hasta borreguitos, un enorme cerdo y caballos, solo por citar  algunos ejemplos, pero todos fueron bendecidos y que no paraban de llegar toda la tarde.

 

Se estima que en el barrio de Zontecomaco esta tradición data de finales del siglo XIX y hasta esta capilla acuden las familias con sus mascotas y animales domésticos de todo el municipio para que sean bendecidos y protegidos.

 

La celebración en honor a San Antonio Abad es toda una fiesta y convivencia familiar que es acompañada por banda de viento y vendedoras de xole que es una bebida prehispánica a base de maíz y cacao así como tamales y hasta algunos juegos y se puede escuchar el estallido de los cuetes que no paran de lanzarlos.

 

El sacerdote Lauro Larrancilla destacó la importancia de preservar esta tradición porque es parte de las raíces, de la identidad y de la cultura y por otra, mantiene viva la fe, "es una tradición hermosa, es una alegría ver tanta gente afuera disfrutando un buen rato familiar y fortalece los valores familiares que aún tenemos en la zona".

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aj