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Políticos del continente americano deben afrontar migración: Papa Francisco

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Decir "sí" al Príncipe de la Paz significa decir "no" a la guerra, señaló el Santo Padre

México.- "La mirada y el corazón de los cristianos de todo el mundo se dirigen hacia Belén. Allí, donde en estos días reinan dolor y silencio, resonó el anuncio esperado durante siglos: 'Les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor'". Con estas palabras del ángel en el cielo de Belén, que hoy se dirigen también a nosotros, el Santo Padre inició su mensaje navideño en la Solemnidad de la Natividad del Señor, antes de impartir la Bendición Urbi et Orbi desde la logia central de la Basílica de San Pedro.

Asimismo, Francisco manifestó su cercanía a todas las personas que sufren por la guerra, la pobreza, el hambre y la esclavitud.

También pidió a los gobernantes del continente americano que se ocupen de “resolver las desigualdades” y afronten “el doloroso fenómeno de las migraciones”, en el mensaje de Navidad leído desde el balcón de la fachada de San Pedro antes de la bendición ‘utbi et orbi’.

“Que el Hijo de Dios, que se hizo un Niño humilde, inspire a las autoridades políticas y a todas las personas de buena voluntad del continente americano, para hallar soluciones idóneas que lleven a superar las disensiones sociales y políticas”, manifestó el Papa Francisco.

También hizo referencia al continente americano, aunque sin especificar países, e instó a sus gobernantes “a luchar contra las formas de pobreza que ofenden la dignidad de las personas, a resolver las desigualdades y a afrontar el doloroso fenómeno de las migraciones”.

El Papa Francisco dijo que "nos llena de confianza y esperanza saber que el Señor nació por nosotros; que la Palabra eterna del Padre, el Dios infinito, puso su morada entre nosotros; que se hizo carne, vino “y habitó entre nosotros". "¡Esta es la noticia que cambia el curso de la historia!", subrayó.

Luego, afirmó que "el anuncio de Belén es una gran alegría" y aclaró: "No es la felicidad pasajera del mundo, ni la alegría de la diversión, sino una 'gran' alegría, porque nos hace 'grandes'".

"Hoy, en efecto, nosotros seres humanos, con nuestros límites, abrazamos la certeza de una esperanza inaudita, la de haber nacido para el cielo. Sí, Jesús nuestro hermano vino a hacer que su Padre sea nuestro Padre. Siendo un Niño frágil, nos revela la ternura de Dios; y mucho más: Él, el Unigénito del Padre, nos da el “poder de llegar a ser hijos de Dios”. Esta es la alegría que consuela el corazón, que renueva la esperanza y da la paz; es la alegría del Espíritu Santo, la alegría de ser hijos amados".

Foto @vaticannews_es

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