• Nación

Atención: más que a Claudia, Marcelo joderá a la oposición

  • Municipios Puebla
Ebrard busca es joder a la oposición, jalar reflectores y apoyos, publicitando y promoviendo una oferta que hasta dentro de tres años será inexistente

“I’m just a gigolo (gigolo) and everywhere I go (gigolo)

People know the part I'm playing (gigolo, gigolo, gigolo, gigolo, gigolo)

Paid for every dance (gigolo), selling each romance (gigolo)

Oh, what they're saying? (Gigolo, gigolo, gigolo, gigolo, gigolo)

There will come a day, and youth will pass away

What will they say about me?

When the end comes, I know those were just a gigolo's

Life goes on without me

(Sólo soy un gigoló y donde quiera que vaya

La gente sabe el papel que estoy interpretando

Pagado por cada baile, vendiendo cada romance

Ah, ¿qué están diciendo?

Llegará un día y la juventud pasará.

¿Qué dirán de mí?

Cuando llegue el final, sé que esos días fueron solo los de un gigoló.

La vida sigue sin mí)”

DAVID LEE ROTH

Esta no es la historia del aprendiz de Manuel Camacho que repite la lección de su maestro. Se trata de un episodio diferente con consecuencias muy distintas. Mentira quien diga que la separación del ex canciller de la Cuarta Transformación lastimará a Claudia Sheinbaum. Aquí la candidata morenista no es el equivalente a lo que era Luis Donaldo Colosio Murrieta. La historia aquella no se repite.

La actitud de Marcelo Ebrard —rompimiento genuino con López Obrador o no— solo lastimará al Frente Amplio por México (entiéndase: a Xóchitl Gálvez).

Sí, la jugada de Marcelo es boicotear a la oposición.

 

Los memoriosos dirán que Camacho, quien también fue ex canciller, hizo un partido para participar en la contienda electoral del 2000 (obteniendo menos del 0.60% de la votación). Y podrán creer que Marcelo juega a lo mismo. Nada que ver. En este caso los efectos no son contra Colosio (hoy Claudia) y el PRI (hoy Morena), son contra los otros partidos del espectro político y su candidata.

Y poco importa que la idea de Ebrard de crear un partido no fructificaría sino hasta el 2025; desde hoy quitará luces a la hidalguense. Lo que es más, independientemente de si finalmente queda una —Sheinbaum— o la otra —Gálvez— de primera mandataria, Marcelo estará puesto para el 2030. Ya aprendió que lo que deja, lo que realmente deja es “golpear” cual piñata a las arcas nacionales y enriquecerse a partir de que logre el registro de su partido.

Es menester ser sumamente clara: si Ebrard de verdad hubiera querido dinamitar a Claudia y a su gobierno (y a AMLO y a la 4t), hubiera insistido en negociar la senaduría que Morena y el presidente le habían prometido. Y desde la Cámara Alta, particularmente a los dos/tres años de inaugurado el gobierno federal, a través de la figura constitucional de la “revocación de mandato”, podía haber logrado taladrar a la presidenta e incluso contribuir a quitar a la señora Sheinbaum.

Pero no, Ebrard lo que busca —al menos por ahora— es joder a la oposición, jalar reflectores y apoyos, publicitando y promoviendo una oferta que hasta dentro de tres años será INEXISTENTE.

Marcelo lo ha dicho con todas sus letras: no se separa de Andrés Manuel; se guarda de un rompimiento absoluto. Su caminar por el país no será contra Claudia ni con el afán de opacarla. Se trata más bien de hacerle el trabajo sucio a López Obrador (una vez más) para demostrar que la 4t sí tiene una faceta que compite con Xóchitl —por lo que a Claudia se refiere, esta no alcanza— y luego, con ello, tener cartas con las que negociar en el obradorismo (igual que lo hace Movimiento Ciudadano, por cierto). ¡Qué ganas de jorobar a la oposición!

Por supuesto, el presidente AMLO debe de estar feliz. Sabe que esta escisión no pone en peligro a la 4t, al contrario: consolida su núcleo duro y le suma recursos para contrarrestar al Frente. Con eso, le basta y le sobra.

Por si fuera poco, Marcelo se ha puesto de tapete para que lo pisen. Y al ir de gira por el país —al igual que Claudia— le da a López Obrador más fuerza —y un montón de excusas— para “proteger” a su candidata. Ello a su vez vuelve a Claudia todavía más vulnerable (como si hiciera falta) a las órdenes y deseos del tabasqueño.

Sin duda un juego muy perverso el de Marcelo: un peón más de López Obrador, tanto para contrarrestar a la oposición como para “asustar” a Sheinbaum.

Berrinche, chichifo o jugada para continuar con la 4t (eso parece) y forzar la mano. No quedar como patiño por ir a MC, pero serlo en la realidad. ¿Qué más da? El ex funcionario jorobará más a la oposición que a Morena.

La venganza de Ebrard por haber sido burlado por el obradorismo no es ir en contra de la 4t… ¡sino contra Gálvez! La senadora lo predijo; dijo que irían los dos a la contienda. Y así está ocurriendo. Si bien Marcelo no aparecerá en la boleta, hará el trabajo sucio del régimen. ¡Qué labor tan denigrante para quien fue canciller de México!

Columna de Verónica Malo en SDP Noticias

Foto Mario Jasso

clh

municipios_interiores: 

Encuesta

¿Usted ha recibido apoyos del gobierno del estado en el último mes?