En política nada está cantado. Y menos aun cuando se trata de un proceso plenamente competitivo donde personajes como Santiago Creel, Beatriz Paredes y Xóchitl Gálvez disputan una candidatura que podría conducir al derrumbamiento de Morena, al menos, a nivel presidencial.

¡Menuda diferencia en relación con lo que pasa el campo morenista! Allí Claudia Sheinbaum lidera abiertamente según los sondeos, además de que cuenta con el apoyo de AMLO, de la cúpula morenista y de los gobernadores.

Si bien se pensaba hace unas semanas que Xóchitl ganaría fácilmente el proceso interno del Frente, la realidad apunta hoy hacia una situación más compleja. Por un lado, Santiago Creel se negaba a declinar en favor de Gálvez, lo que coloca al panismo ante una incómoda encrucijada. Y por el otro, Beatriz Paredes ha quedado ahora como la única candidata priista.

Beatriz Paredes es una mujer competente y con una amplia trayectoria en el servicio pública. Además de haber sido electa gobernadora de Tlaxcala y de haber pasado como secretaria general del PRI, ha sido diputada federal, senadora y embajadora de México en Brasil. En adición, Paredes se ha distinguido por una fortísima personalidad que le ha colocado como una mujer de enorme talante político, tanto en el PRI como en la opinión pública. Sería quizá, por tanto, una buena presidente de México.

Sin embargo, su elección como jefa del Estado mexicano se antoja una tarea difícil. A pesar de sus cualidades y talento como servidora pública, el pasado de Beatriz Paredes está ligado in extremis al PRI. Y no a aquel PRI que en algún momento se jactó de haber roto con las cadenas de malos gobiernos y de la corrupción, sino con el Revolucionario Institucional ligado con el salinismo.

Y AMLO lo sabe. El presidente, por tanto, no ha dedicado espacio suficiente de sus mañaneras a despotricar contra la ex gobernadora. Contra Xóchitl, en cambio, se ha lanzado abiertamente con una interminable lista de descalificaciones que ha provocado la reacción del INE.

AMLO sabe, pues, que Beatriz Paredes, ante el posible pero improbable escenario de que la priista resultase la seleccionada por el Frente, no tendría posibilidades reales de derrotar a Claudia Sheinbaum. Su pasado priista y sus lazos con el pasado más oscuro del otrora partido hegemónico la convertirían en una presa perfecta para un discurso dirigido a perpetuar la polarización social, el encono contra los políticos del pasado (menos los de Morena, claro) y el repudio ante cualquier personaje que recuerde mínimamente a los partidos de antaño.

Columna de José Miguel Calderón en SDP Noticias

Foto Mario Jasso

clh