Atlixco, Pue. En el crucero del camino hacia los municipios de Atzizihuacán y Tochimilco existe un lote,  lleno de figuras como si fuera un nacimiento.

Sobre rocas pesadas y a la vista de automovilistas y transeúntes están, por ejemplo, la virgen de Guadalupe y un grupo de indígenas ofreciéndole rosas.

Muy cerca algunos pastores seguidos por sus cabras y borregos. Todos hechos de cal y de yeso de un tamaño mediano.

Los vecinos cuentan que esa escena es la ofrenda de un migrante de la zona, radicado desde hace muchos años en la zona de Nueva York, para cuidar una herencia.

“Recibió de herencia ese predio y como no puede estar aquí, la manera de ofrecerlo a su pueblo en resguardarlo es con un mensaje católico. Y la gente decidió aceptarlo”, contaron los vecinos.

Foto: Lena Velázquez

cdch