• Izucar de Matamoros

Mateo Vicente, el hacendado que pactó con el diablo en Izúcar

  • Lidchy Cano
La historia del hacendado español pactando con el diablo sigue pasando de boca en boca entre los stlixquenses

Izúcar de Matamoros, Pue.- Mateo Vicente Musitu y Zalvide - Goytia, fue un hacendado español, de origen vasco, dueño de la hacienda de San Juan Raboso, ubicada en el municipio de Izúcar de Matamoros, quien al hacer un pacto con el diablo logró amasar una gran fortuna en la región e intentó comprar la Laguna de San Juan Epatlán.

Raúl Martínez Vázquez, cronista de Izúcar de Matamoros, mencionó que Mateo Musitu, como era conocido, fue de la gente rica de los españoles que vivían en la región de Izúcar, era dueño de uno de las haciendas más importantes de la zona, la de San Juan Raboso, además, tenía 5 fincas y muchos terrenos, y ocupaba cargos burocráticos en la iglesia, en la inquisición en el templo de Santo Domingo de Guzmán.

Los habitantes de Raboso cuentan la extraña adquisición de la Hacienda de Raboso, ya que su propietario en aquel entonces, Alonso Raboso de la Plaza, no le quería vender a Musito, pero a su ganado le dio peste y comenzaron a morir, fue cuando aceptó realizar la venta, así fue como este se convirtió en el dueño de una de las haciendas más importantes, que producía azúcar, y a raíz de eso, comenzó a adquirir más propiedades de la región. 

De acuerdo con la leyenda oral, se dice que Musito adquirió su fortuna, tras hacer un pacto con el diablo, y hasta construyó una capilla, que se encuentra en el camino a San Isidro el Labrador, donde iba todos los días solo, aunque no se especificaba cuáles eran los rituales que hacía, toda vez que el lugar no contaba con ninguna imagen, solo unas cuantas sillas.

Actualmente dicho lugar se le conoce como la Capilla del Diablo, construida en el siglo XVlll, se encuentra abandonada, ya que nunca se consagró porque cuentan algunos feligreses que cuando colocaban un santo, al día siguiente amanecía afuera o totalmente destruido.

El hoy cronista de Izúcar de Matamoros, señaló que el hacendado español tenía el don de la bilocación, es decir, que tenía la habilidad de estar en la hacienda y al mismo tiempo se le veía regañando a los peones en el campo, la bilocación es una habilidad que se atribuye a alguien que es muy santo o que tiene un pacto con el diablo. 

Detalló que Mateo Musito era un terrateniente y quería acaparar las tierras de la región, prueba de ello, es que algunos documentos históricos revelan su intención de adquirir la Laguna de San Juan Epatlán, lo que provocó pleitos con mucha gente, como la de Santa Ana Necoxtla, algunos estudios mencionan que la venta no se logró y otros que sí.

Narró que otro hecho icónico que marcó la vida de Musito, es que era representante de los españoles en la región, por lo que con su dinero mandó a hacer un pequeño ejército para combatir a Morelos y hasta mandó a fundir un cañoncito, y lo nombró “Matamorelos”, porque él sentía que iba a matar a José María Morelos y Pavón, cuando se entera Musito que venía Morelos avanzando desde la zona de lo que es hoy la montaña de Guerrero, que en ese tiempo pertenecía a Puebla, con su brigada fue a Chiautla de Tapia para hacerle frente.

Tiempo después, en 1811, el hacendado le toca pelearse con Morelos en el municipio de Chiautla de Tapia, donde perdió contra los insurgentes, lo persiguieron hasta el templo, donde se escondió, pero lograron aprehenderlo y fusilarlo a él y a su tropa, del cañón hasta el momento nada se sabe de su ubicación. 

Hoy esta historia se cuenta de boca en boca por los habitantes de la junta auxiliar de Raboso, ante esto la gente asegura que la muerte de Musito fue debido a que el pacto que tenía con Satanás solo era para tener riqueza, más no para ganar la batalla ni para ser victorioso en la guerra, por eso el diablo castigó su insolencia y soberbia, y murió fusilado. 

Se cree que los restos de Musitu fueron enterrados en la hacienda de San Juan Raboso, por lo que hay mucha gente que dice que se ve su sombra deambulando por el sitio hoy en día. 

Los habitantes mencionan que tras la muerte de Mateo Musito, su viuda vendió la hacienda, incluida la capilla a los Illescas, quienes no eran ganaderos, sino que se dedicaron al cultivo de la caña, cabe mencionar que actualmente, la hacienda de San Juan Raboso está muy deteriorada, abandonada y desolada.

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