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No seremos amedrentados ni intimidados

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Este 26 de febrero se saldrá a apoyar al INE, a señalar los excesos del Plan B y a pedir que la SCJN haga valer los intereses de los ciudadanos, sin temor a ser amedrentados e intimidados

“Feel it comin’ in the air

Hear the screams from everywhere

I'm addicted to the thrill

It's a dangerous love affair

Can't be scared when it goes down

Got a problem, tell me now

Only thing that's on my mind

Is who's gonna run this town tonight...

Is who's gonna run this town tonight...

We gonna run this town”

JAY-Z

A las calles salimos mañana 26 de febrero. Haremos concentraciones. En el Zócalo de la CDMX y en al menos otras 100 ciudades más (algunas fuera del país). Ciudadanos reunidos en diversas plazas para exigirle a gobierno, partidos, autoridades varias dos cosas: que el INE no se toque y que nuestro voto tampoco.

Las calles se vestirán de rosa y blanco y no se concitará a la violencia. Bueno, tal vez solo a la ira de Palacio Nacional, la cual se quedará ahí o a donde la lleve de paseo López Obrador.

Iremos mañana a las calles para recordar que la ciudadanía queremos un INE fuerte, que pueda ser garante de democracia electoral y de comicios limpios, justos, equitativos.

Para conminar a los abstencionistas a que recapaciten sobre su desinterés y que, en las próximas elecciones, se manifiesten a través del voto. (¿Sabía usted que así como casi un 70% de los ciudadanos de entre 56 y 74 acuden a sufragar hay cerca de un 60% de entre 20 a 34 años que no lo hace?)

Y aunque el Ejecutivo federal haya lanzado una andanada en contra del llamado de mañana, mediando una asquerosa campaña que busca desacreditar las concentraciones, principalmente, aunque no exclusivamente, ligando los ciudadanos a Genaro García Luna, de antemano hay que decirle: “está usted perdido”.

Si en sus diatribas diarias sostuvo que quienes asisten a las protestas es porque extrañan los malos gobiernos y la corrupción (“que vengan al Zócalo si ven bien la corrupción”), habría que responderle de forma sonora: “desde Plaza Mayor se ve bien la corrupción… bien extendida en su gobierno y carcomiendo todas las instituciones del Estado”.

Ya que desde el Zócalo o desde cualquier punto del país se ve muy extendida la corrupción, surge la duda: ¿por qué López Obrador la ignora, no hace nada al respecto?

Sabrá acaso que la corrupción de este sexenio es la mayor de los últimos 50 años. Porque aunque López Obrador jura que ha barrido la corrupción “de arriba hacia abajo”, lo cierto es que en su gobierno la corrupción no solo no ha disminuido, sino que se ha extendido. Lo que es más: a los miembros de la 4T eso no les importa; practican actos de corrupción de forma abierta y descarada (y lo que no se ve, lo ocultan aduciendo “tema de seguridad nacional”).

Si se asiste a alguna de las concentraciones de mañana será porque se aprecia la corrupción imperante. Lo triste es que también se observa aunque no se asista. Invade todo y en este sexenio en lugar de disminuir, como lo prometió Andrés Manuel, se ha incrementado en diversos rubros.
  • La corrupción que se apreciará desde el Zócalo tiene números. De acuerdo con Transparencia Internacional, en nuestro país se pierden 100 mil millones de dólares al año producto de por actos de corrupción.
  • México retrocedió dos puestos en el Índice de percepción de la Corrupción (IPC) de 2022 que divulgó en este enero la antes mencionada organización. Ahora ocupamos el lugar 126 de 180 países.
  • En la OCDE, integrada por 38 países, México ocupó la última posición como país más corrupto. Mientras que en el G20 empatamos en el último lugar junto con Rusia como una de las principales economías del planeta, pero a la vez sobresaliendo en corrupción.

Este régimen critica nuestra libre manifestación. Procura desprestigiar e intimidar a quienes saldrán a las calles para denunciar la contrarreforma electoral. Quieren desacreditarla, ligarla a supuestas prebendas perdidas o, para variar, hacer de AMLO la víctima de nuestras expresiones. Pero no es así. Las concentraciones serán para señalar que no se está de acuerdo con los planes que la administración federal tiene para el Instituto Electoral.

Que a Andrés Manuel las marchas le duelan y considere que sólo él puede realizarlas, es otra cosa. Que necesite blindar Palacio Nacional para que las mujeres no se puedan acercar, como ocurre cada 8 de marzo, también. Que después de realizada la marcha de noviembre del año pasado, él no haya podido contenerse y a los días realizara la propia para celebrar 4 años de gobierno, es parte de lo mismo.

 

Pero mañana, no seremos amedrentados ni intimidados por sus “otros datos” ni por sus cien mil mentiras.

Mañana saldremos a apoyar al INE, a señalar sus excesos del Plan B, a pedir que la SCJN haga valer nuestros intereses como ciudadanos. Vamos a defender nuestro voto y decirle a este gobierno que en el 2024 los votos deben ser contados por el INE tal y como lo hace hoy.

Columna de Verónica Malo en SDP Noticias

Foto Cuartoscuro

clh

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