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Pinocho: La animación que cobra vida (SPOILER)

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Santillana hace un análisis de la película Pinocho, de Guillermo del Toro

SPOILER: Si aún no han visto esta película, no entren a leer. Quedan advertidos.

Me puse a ver la película de Pinocho del gran Guillermo del Toro y les puedo comentar que para mi gusto fue una estupenda película.

Una película que de pronto se le olvida a uno que es  una película animada, pues te sumerges en los personajes como si realmente tuvieran vida y fueran actores reales.

No solo Pinocho se volvía un niño de madera y alma sino todos los demás personajes estaban cargados de sentimientos y emociones por lo que pronto dejas de pensar que son caricaturas o personajes animados.

Me pareció interesante como abordaron el tema de los duelos y las pérdidas.

Porque la película de  Pinocho es más la historia de Gepetto,  que la del propio Pinocho.

En la visión de Del Toro, Gepetto no era un dulce y cansado  viejecito como la versión de Disney, sino un hombre, sí mayor, pero  vigoroso y activo cuya pasión en la vida eran dos cosas:  su hijo de 10 años y la carpintería. Pero más allá de eso,  Gepetto no era un carpintero nada mas. Era un artista… un artista admirado por su pueblo y su comunidad  sin que él mismo nunca se considerara como tal.

Cuando todo en ma vida parece ir bien y nada hacerte falta Gepetto pierde a su único hijo a los diez años de una manera trágica frente a los ojos de su padre. Nunca se sabe durante la película  qué fue de la madre, pero el niño y Gepetto la recuerdan siempre con una misma  canción. Es el único lazo de amor que tienen con ella.

¿Porqué la figura materna en la vida de Pinocho siempre queda fuera? Es un misterio sin resolver.

 

Por lo general el rol que se le da a las madres en las películas de Disney es de mujeres fuertes, amorosas y entregadas a su papel, pero pocas películas tocan el tema del padre… Aquí Gepetto se las ingenia para ser padre, madre y proveedor.

Al perder Gepetto a su hijo, el personaje nos transmite de manera más viva que animada, el dolor por el que  transita cualquier padre que pierde a su hijo: dolor indescifrable, dolor culpable, dolor incapacitante…

 

Prácticamente el tema de la nariz que le crece a Pinocho por decir mentiras cobra poca relevancia, porque el primer plano que tenemos es el desarrollo del más puro amor de un muñeco de madera que instantáneamente aprende a amar a su padre y el amor que va desarrollando Gepetto por Pinocho poco a poco y con mucha dificultad porque quiere ver en el muñeco de madera lo que su hijo era, lo cual es imposible porque finalmente todos los seres humanos somos enteramente distintos.

Pepe Grillo aparece claro en esta versión como esa voz que todos llevamos dentro que nos va diciendo para dónde ir y hasta dónde detenernos, pero no siempre la escuchamos… Recibe uno y otro golpe y el grillito seguía con vida. “La vida duele, la vida es dura” decía… pero después concluía que la vida era una maravilla.

El amor de aquel muñeco de madera hacia su padre hace que poco a poco vaya adquiriendo sensaciones físicas y emociones,  es decir, en la medida que él aprendía a amar si antes no sentía dolor físico ahora ya lo sentía. Es decir, que literalmente crecer duele.

El hada mala ponía a prueba a muchos para ver si una vez aprendiendo a amar les podía dar una vida humana aunque ésta llevara consigo morir en algún momento.

Amar duele también nos intenta explicar Del Toro. Entre más amaba Pinocho más se humanizaba y más dolía.

Pero no se convertía en un niño de carne y hueso como en la película de Disney. La magia de este Pinocho es que sigue siendo de madera y clavos pero que lleva un corazón en donde aloja a los seres que le amaron y  que él amó.

Él se queda en esta vida y se vuelve mortal por haber sabido amar. Su inmortalidad radicaba en que mientras no sintiera nada por nadie podría ser eterno.

Pero eso no estaba bien. Vivir siendo o letal le causaría muchísimo daño. La perspectiva de la muerte en la película es hermosa pues brinda la sensación de que es maravilloso vivir pero también trascender.

No obstante que a Pinocho al habérsele concedido la mortalidad, ve morir a su padre. Y es ahí cuando la película te quiebra, porque sin duda alguna, el amor hacia un padre es indescriptible y es tan inmenso que es difícil detallarlo, pero Pinocho lo amó y cuidó de él hasta sus últimos días.

Volverse mortal le generaba a Pinocho ver partir a los dos seres que más amaba: su padre y su grillo. Sin embargo, había aprendido tanto de ellos que podía ahora seguir siendo un niño con la madurez de un adulto.

Por el camino también Pinocho encuentra la bondad y el amor en otro amigo, quién lo salva de morir. Así que cada vez que Pinocho amaba, Pinocho estaba cerca de convertirse en un ser humano.

La importancia de tener a alguien a quien amar pareciera ser más importante que tener a alguien quien nos ame, es este el mensaje de la película.

El tema de la nariz creciendo ante la mentira resulta al final una vía para poner a salvo su vida y la de los suyos. Aquí entra en acción quizá el dicho de “una mentira puede ser buena porque  puede ser piadosa”.

Esta película es una obra de arte porque es una película con una animación espectacular, incluso yo diría que también debería de estar nominada para ambientación porque los ruidos del ambiente, los ruidos de la gente, te transportan a escenarios que por un momento crees que son reales.

Creo que Guillermo del Toro cumplió su cometido: él quería que la gente entendiera que no por ser una película animada, forzosamente tendría que ser una película dirigida para niños. Es una película para adultos también.

Porque, insisto, toca el tema sutil y profundo acerca de la elaboración del duelo y esos temas difícilmente los niños lo alcanzan a comprender.

Creo que Del Toro quiso retomar su niñez y darle otro sentido a lo que conocíamos de Pinocho.

Pinocho es ese muñeco que todos quisiéramos tener.

Gepetto es ese padre que tuvimos que peleó por nosotros de muchas maneras, que incluso y sin querer nos llegó a herir con sus palabras pero que en el fondo siempre nos quiso.

Creo en ese sentido la película también es hermosa pues sana la herida de los niños que son violentados verbalmente  por sus padres por su propia neurosis. Padres que usualmente usan palabras como “me estorbas, no te quiero, eres torpe, todo lo haces mal”… porque sí, hay muchos padres así. La película restaura el alma de cualquier niño que la vea al enseñarnos que a pesar de que los padres fallan profundamente al utilizar esas frases en arrebatos de ira de y de enojo,  sí los aman.

Me parece que la intención de Del Toro era sanar su propio niño interior y a su vez sanar a otros. Y sanarme a mí.

Vean esta película.

Para mí sí es merecedora de un Oscar.

Es cuanto.

Columna de Claudia Santillana en SDP Noticias

Foto SDP

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