No podíamos imaginar a principios de 2020 que ese año iban a ocurrir una serie de hechos que cambiarían nuestros hábitos para siempre. La pandemia nos encerró en nuestros hogares durante bastante tiempo y comenzó a cambiar nuestros hábitos. Quien no se había enfrentado nunca al teletrabajo tuvo que ponerse a hacerlo. Los niños dejaron de asistir a la escuela de forma presencial y andar por un supermercado se convertía casi en una actividad de riesgo. Si bien era una situación para la que no estábamos totalmente preparados, hemos conseguido superarla y dejar con nosotros unos cambios de hábitos que se valoran de manera muy positiva. Quizás no éramos conscientes de que estábamos haciendo algunas cosas mal y que la enfermedad los ha llevado a ser mucho más cautos. Ahora nos pensamos mucho más todo a la hora de realizar cualquier tipo de actividad, incluso somos capaces de sorprendernos por cómo realizábamos algunas actividades y que ahora nos resultan chocantes.

La pandemia y la adopción de nuevos hábitos

El miedo generalizado al contagio, antes un nuevo hecho desconocido en los últimos 80 años, hizo que rápidamente adoptásemos otra serie de hábitos y que tenían como objetivo acabar con el virus. El peligro era real y ante estas nuevas circunstancias había que actuar de la forma más eficaz posible.

Uno de los asuntos más relevantes era la adopción de medidas de higiene continuas. El frecuente lavado de manos, el uso de tapabocas en exteriores o la distancia social tenían como objetivo que nos protegiéramos. En los comercios se comenzó a limitar el aforo, algo inédito y a lo que no estábamos acostumbrados. Pero ya se sabe que ante nuevas circunstancias, también surgen otras maneras de sobrevivir. Muchos modelos de negocio comenzaron a operar de manera electrónica y la gente comenzó a perder el miedo a realizar compras en línea.

La extraña situación vivida durante estos últimos dos años ha dejado un rastro muy negativo en cuanto al miedo y a la salud. Sin embargo, hay que sacar las enseñanzas positivas que esta experiencia nos ha traído. Por un lado, nos hemos conseguido dar cuenta de que no es necesaria de manera permanente una presencialidad en cualquier ámbito.

Hemos podido comprobar que no hace falta ir a los sitios y que hay muchas profesiones que han pasado a desarrollarse de manera remota. Trasladarse a la oficina no se suponía aportar nada de valor. Esto trae también un ahorro muy importante en cuanto a los costes operativos, ya que el mundo digital siempre es bastante más económico que tener que trabajar de manera presencial. Los costes de desplazamiento son inexistentes y el beneficio al medio ambiente es mayor.

El ocio también es otro de los aspectos que ha sufrido un cambio relevante en cuanto a cosas que la pandemia nos ha hecho variar. Por ejemplo, el mundo del juego, que ya tenía una presencia abundante en internet, tuvo el empujón definitivo. Y es que es obvio, si había limitaciones de movimientos y no se podía salir de casa, no se podía acudir a los casinos físicos. Eso es lo que explica que el boom de los casinos en internet, tales como https://www.superplay.mx/es-mx tuvieran un espectacular crecimiento. De esta manera, el aficionado al juego podía seguir realizando sus partidas y apuestas. Incluso hay quien se ha aficionado a jugar así y no tener que ir al casino físico. Esta es una forma por la cual se ha conseguido hacer patente el cambio de hábitos que ha traído la pandemia.

También conviene resaltar que la pandemia ha conseguido que relativicemos muchas cosas, y la importancia que tiene nuestro entorno cercano, saber que se encuentran bien y que mantenerse unidos es la mejor manera de hacer frente a las dificultades. A pesar del alto número de fallecidos, hemos extraído la enseñanza de que quizás nos estábamos preocupando de manera excesiva por cosas que no merecían la pena.

Conservar la salud y proteger a los demás ha permitido que tengamos una continua sensación de cuidado. Incluso ahora que podemos decir que esta situación pan de mica ha pasado a tener menor gravedad, seguimos conservando medidas destinadas a la protección total. Por ejemplo, tras tanto tiempo usando tapabocas y evitando el contacto físico, ahora resulta extraño saludarse con dos besos o chocándose la mano.

Finalmente, conviene reseñar que la situación de pandemia ha servido para que muchas personas se replanteen su futuro económico y tengan más tendencia a ahorrar. Nunca se sabe lo que puede pasar y tener una buena base para un futuro incierto siempre es una garantía. De todo lo malo se sacan enseñanzas buenas, así que, si en un futuro nos vuelve a ocurrir algo parecido, comprobaremos que cambiar de hábitos es algo inherente a cualquier proceso y que muchos casos puede suponer un punto de inflexión muy necesario.

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