- Nación
Lilibet y su legado; las pompas de jabón de Epigmenio
“Her Majesty’s a pretty nice girl
But she doesn't have a lot to say
Her Majesty's a pretty nice girl
But she changes from day to day
I want to tell her that I love her a lot
But I gotta get a bellyful of wine
Her Majesty's a pretty nice girl
Someday I'm going to make her mine, oh yeah
Someday I’m going to make her mine.”
THE BEATLES
“Triunfas porque sos apenas
Embrión de carne cansada
Y porque tu carcajada
Es dulce modulación.
Cuando implacables, los años,
Te inyecten sus amarguras
Ya verás que tus locuras
Fueron pompas de jabón.”
ROBERTO GOYENECHE
La vida de la reina Isabel II estuvo llena de privilegios, pero también de sacrificios. 96 años que se expandieron por más de un siglo al haber tratado con personalidades de otros tiempos. A modo de ejemplo, trabajó con Winston Churchill (quien nació en 1874) y, aún dos días antes de su fallecimiento, recibió a la recién inaugurada primer ministra británica, Liz Truss (nacida en 1975).
Las cifras, las personalidades, los viajes, las fundaciones, los eventos, y las rarezas de la reina serán tomados en cuenta como parte de su legado.
Isabel II mostró al mundo cómo adaptarse a los tiempos sin dejar de ser la responsable de dar continuidad a diversos gobiernos, comulgara o no ella con ellos. Tal vez no siempre estuvo a la altura de las circunstancias, pero supo pedir disculpas por ello y afrontar sus errores. Nunca culpó a propios o a extraños de los mismos.
Fue una líderesa en toda regla, más allá de sus títulos. Al menos una vez por semana se sentaba con el primer ministro para conocer de los asuntos más importantes de su patria y viajaba para saber de primera mano las necesidades de la población. No hacía alarde de lo que comía o de sus opiniones. De hecho, escuchaba y mucho.
En una muestra de la necesidad de terminar con el terrorismo en Irlanda del Norte, viajó —en contra de las recomendaciones del entonces primer ministro— para reunirse tanto con las víctimas como los victimarios de tan terribles actos.
Nunca culpó a empresarios, obreros, rockeros o a quienes no comulgaban con sus ideas. Al revés, trató de construir un Reino Unido más fuerte (cuando el mismo pasó de Imperio a ser el Commonwealth). En algún momento Escocia fue a referéndum y ella dijo que ella no quería que se separaran, pero que podría entender cualquier resultado. El resultado fue que Escocia tampoco quería separarse de ella…
La discreción fue parte de su bandera y, por lo mismo, tuvo muy claro que no podía votar y tampoco decantarse por uno u otro candidato. Tan solo apoyar al primer ministro en turno y procurar que realizara su trabajo de la mejor manera.
La reina supo servir a sus súbditos y dedicarse a realizar su papel de reina. Nunca habló de pasar a la historia, aunque tenía claro que así ocurriría. Supo cuando era momento de hacer sacrificios, empezando en la II Guerra Mundial, donde los racionamientos para todos también fueron para ella, su hermana y sus padres los reyes. Cabe mencionar que cuando se sugirió que ella partiera a Canadá por seguridad (los bombardeos nazis sobre Londres eran casi diarios), decidió quedarse en casa. Lo tenía claro, el ejemplo es con hechos. No solo eso, fue voluntaria en la IIGM como mecánica y chofer de ambulancias.
Esto es, Isabel es de aquellas personas que definitivamente “estuvo hecha para el puesto” (los ingleses dirían “cut for the job”). Se puede decir que ella fue la representación exacta de la realeza hasta el final.
Supo en qué momentos ser ecuánime e inclinarse (funeral de Diana, después de su silencio que se le recriminó); en qué momento regañar a sus hijos, como cuando reprendió a Andrés (algunos decían que era su consentido) y le quitó sus cargos militares, nombramientos nobles y lo sacó de las responsabilidades reales por haber sido acusado de escándalos sexuales. Fue justa, aunque le doliera.
Encantó al mundo cuando en las Olimpiadas de Londres realizó el sketch con Daniel Craig (James Bond), como si se lanzara de un helicóptero para llegar a la inauguración. Y su última: sin caer en cursilerías, todos disfrutamos a la abuela de Inglaterra que podía reírse con un muñeco de felpa (el oso Paddington) y llevar el ritmo de la música de “We Will Rock You” con la cucharita y tacita de té.
Sabía unir la tradición y la cultura con el futuro y la modernidad.
En la pandemia dio muestras del uso del cubrebocas y se puso de ejemplo como una de las personas ya muy mayores en recibir la vacuna.
Isabel, cuando fue coronada, juró a los habitantes del Reino Unido servirles y trabajar para ellos siempre. Lo hizo apegada a la ley y las reglas hasta el final: a Truss le encargó hacer gobierno, mientras sonreía de lo más arreglada a la cámara para recuerdo de sus súbditos y del mundo entero.
Suficientes problemas tiene Reino Unido pero lo concerniente a sus obligaciones, Lilibet deja “la casa”, su casa, en orden, así como un espacio difícil de llenar.
Le sucede su hijo (alguien que a sus 73 no ha trabajado nunca formalmente); ojalá pueda tener la disciplina de su madre, mantener el respeto a la investidura y, ante todo, sostener con buenas acciones el extenso legado de Elizabeth II.
No pretendo aquí ensalzar a la monarquía o preguntarme el porqué sigue existiendo. Únicamente dejar constancia de una lideresa que nunca buscó pretextos ni culpar a otros al hacer su trabajo.
Contrastes
Mientras tanto, en otro palacio, su habitante festeja con pompa al mejor de los *propagadores de la mentira de la Cuarta Transformación (en este caso, además, beneficiario de la condonación de impuestos y de un préstamo gubernamental —durante la pandemia— por 150 millones de pesos). Y, de esta forma, tenemos al vocero oficial de la Presidencia anunciando: “Acompañamos al presidente @lopezobrador_ a la celebración de los 30 años del Grupo Argos dirigido por @epigmenioibarra. Acompañaron @Claudiashein @adan_augusto, Alfredo del Mazo, Carlos Slim, @alefrausto, entre otros. Muchos años más de creatividad y compromiso con México.”
López Obrador atendiendo a su intolerante incondicional de cabecera, mientras descuida el abasto de medicamentos y vacunas, la búsqueda de desaparecidos, los niños con cáncer. Vaya legado.
Columna de Verónica Malo en SDP Noticias
Foto AP en SDP
clh