Resulta paradójico pensar que el gran Partido Revolucionario Institucional (PRI), a saber, aquella todopoderosa agrupación política mexicana algún día encabezada por Lázaro Cárdenas (aunque con otras siglas), Gustavo Díaz Ordaz y Carlos Salinas de Gortari, se encuentra en camino de la destrucción.

Los escándalos de corrupción sacados a la luz durante la presidencia de Enrique Peña Nieto fueron el principal detonante de un descrédito público cuasi generalizado que ha desterrado al PRI del cuadro de honor de las principales fuerzas políticas del país. En días recientes, los comentarios expresados por Alejandro Moreno parecen haber acelerado este proceso de degradación política.

De acuerdo a la encuesta realizada por MetricsMX y otros, Morena ganará cuatro de las seis gubernaturas en disputa: Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas. Con la pérdida de los dos primeros, el PRI llegaría a las elecciones de 2023 con las gubernaturas de Coahuila y del Estado de México.

Sin embargo, rumbo a los comicios de 2024, las cosas pintan peor para el Revolucionario Institucional, pues una posible derrota en Coahuila y en el Estado de México el año previo conduciría al PRI a haber sido enteramente obliterado del mapa nacional en términos de gobiernos estatales.

Esta debacle del Revolucionario Institucional recuerda a lo que ha ocurrido en los últimos años con el Partido Socialista francés. Esta agrupación, que fue capaz de aglutinar en una sola fuerza política a toda la izquierda francesa con las victorias de hombres como François Mitterand y François Hollande, se encuentra hoy al bordo de la desaparición como opción política.

El lector recordará que en las últimas elecciones presidenciales en Francia el otrora gran Partido Socialista francés apenas alcanzó el 1,7 por ciento de los votos con la candidatura de Anne Hidlago, alcaldesa de Paris. ¿Ha desaparecido la izquierda en Francia? ¡Qué va! Por el contrario. El grueso de los votos de la izquierda francesa se ha trasladado ahora al partido La France Insoumise, liderada por el controversial Jean Luc-Mélanchon (sí, el amigo de AMLO, según dice el presidente mexicano)

Lo mismo ha ocurrido – o ocurrirá – con el PRI. Tras la descomposición del PRI, Morena, al igual que lo que hizo La France Insoumise, ha sido capaz de atraer a los votantes del PRI, conquistando así las voluntades políticas de millones de mexicanos que veían en el Revolucionario Institucional el único partido viable y seguro para depositar su confianza.

De igual manera, Morena heredará, una vez alcanzada la hegemonía territorial con las victorias de Hidalgo y Oaxaca en 2022, y Coahuila y el Estado de México en 2023, la maquinaria partidista que fue algún día dominada por el PRI y que le permitió gozar de un poder incontestable durante décadas.

El histórico dominio del PRI ejercido sobre la política mexicana, capturado ahora por Morena, no es una buena noticia para la democracia mexicana. Por ello, hoy más que nunca, es necesaria la consolidación de una sólida oposición que permita detener la apropiación de nuestro país en manos del partido oficial.

Columna de José Miguel Calderón en SDP Noticias

Foto SDP

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