Los expresidentes de México lo pasan bastante bien. Parece que después de 6 largos años de haber estado expuestos a continuas presiones y estrés, bien vale vivir plácidamente. A pesar de cualquier presunto acto de corrupción en el pasado, o simplemente, de haber fracasado en alguna (o algunas) materias de la agenda pública durante sus respectivas gestiones, los ex mandatarios merecen lo mejor de lo mejor.

Tras el triunfo de Checo Pérez en Mónaco, y en medio de champán, el ex presidente Felipe Calderón fue grabado celebrando con el automovilista, lanzándose divertidamente a una piscina en Montecarlo. Ello ha suscito grandes críticas en la izquierda, quienes han visto los festejos del panista como un insulto a la memoria de México por parte de quien fue el responsable de haber conducido al país a una guerra sangrienta sin resultados, y de haber entregado el país al corrupto García Luna.

Por otro lado, según ha trascendido, Enrique Peña Nieto vive lujosamente un Valdelagua, en la Comunidad de Madrid, una exclusiva urbanización localizada a unos 40 kilómetros de la capital española. Se ha reportado, tanto por medios mexicanos y españoles, que la propiedad de Peña Nieto ascendería a 900 mil euros. Para ello, Peña habría obtenido, por parte del gobierno de España, un visado dorado para residir en el país; documentación normalmente concedida a acaudalados empresarios dispuestos a invertir fortunas en empresas españolas. El expresidente mexicano tendría eventualmente, una vez expirado el visado, oportunidad para solicitar la nacionalidad española.

La actual residencia de Peña Nieto se suma a una supuesta propiedad adquirida por el priista en el barrio de Chamberí con un valor superior a 500 mil euros. ¿Se trata del mismo ex presidente envuelto en el escándalo Lozoya?

La exposición de la vida de los expresidentes, uno felizmente posando para fotografías con Checo Pérez y con el príncipe Alberto de Mónaco en Montecarlo, y el otro plácidamente compartiendo zona vecinal con Penélope Cruz y otras celebridades de Hollywood envía un terrible mensaje a los mexicanos.

Si bien sus acusaciones de corrupción no han sido comprobadas, y mucho menos, juzgadas debidamente (a pesar de la consulta popular sobre el enjuiciamiento a políticos del pasado, misma que costó mucho dinero y que ha conducido a nada) la mayoría de los mexicanos, quienes sufren diariamente como consecuencia de la inseguridad, la pobreza, la inflación y la ausencia de servicios de salud de calidad, ven en la clase política una ejemplificación de la impunidad, de la injusticia y de la desigualdad que permea en el país.

Los vídeos de Calderón en Montecarlo y la noticia sobre las propiedades de Peña en Madrid contribuirán a un mayor deterioro de la vida pública de México, pues encenderán los ánimos y azuzarán el sentimiento anti elitista que tanto erosiona la unidad de la nación.

Columna de José Miguel Calderón en SDP Noticias

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