Adelantaron que se espera que aborden los principales temas bilaterales, y reconocieron que hay diferencias en algunos rubros, por ejemplo en energía, pero que éstas son tratadas de tal manera para asegurar que no afecten toda la “amplia y profunda” relación.

 

 

En el rubro de energía, reiteraron la posición estadunidense de promover “mercados de energía abiertos y competitivos”, y que se mantiene un “diálogo activo” sobre todo esto, recordando que el gobierno de Biden expresó sus preocupaciones sobre los efectos de la reforma eléctrica sobre inversionistas estadunidenses como sobre sus implicaciones en torno a la prioridad de enfrentar el cambio climático.

 

En el tema de Migración, "se espera que los presidentes evalúen las próximas etapas de su cooperación para asegurar una respuesta coordinada” al pronosticarse un flujo migratorio mayor al desmantelar algunas de las políticas impulsadas por el gobierno anterior, entre ellas el llamado Título 42.

 

México y Estados Unidos necesitan buscar ampliar y hacer más eficaz a sus sistemas de asilo, combatir de manera común el tráfico humano y a la vez ampliar las vías legales para una migración ordenada.

 

A la vez, indicaron que los mandatarios también continuarán evaluando su esfuerzo común para atender las “causas de raíz” de la migración a través de sus programas de colaboración en Centroamérica.

 

Señalaron que el gobierno de Biden ha avanzado en reparar los mecanismos de la interacción bilateral oficial que no estaban funcionando bajo el gobierno anterior en Washington, y que ahora se han rehabilitado o construido mecanismos para abordar desde la cooperación económica a la lucha antinarcóticos y el manejo de la migración entre otros, al “reconstruir la relación bilateral”.

 

Finalmente los funcionarios indicaron que Obrador y Biden también conversarán sobre el papel de la región de América del Norte en relación con el resto de las Américas como sobre otros aspectos de la agenda hemisférica de ambos países.

 

Foto: La Calle

LSM