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Llegamos a la era de la estanflación

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La inflación en febrero quedó en 7.28 por ciento, y lo preocupante de esto es la posibilidad de entrar a una etapa en la que la tendencia inflacionaria sea alcista

Existía hasta hace poco la percepción de que, a partir de noviembre, cuando la inflación llegó a 7.37 por ciento, habíamos llegado al techo y había comenzado un camino a la baja.

Quizá se estaba reduciendo poco, pero llevaba dos meses en esa dirección pues cayó a 7.35 en diciembre y a 7.07 por ciento en enero.

Ayer, las cifras dadas a conocer por el Inegi revelan que el crecimiento de los precios volvió a cambiar de sentido y la inflación de febrero quedó en 7.28 por ciento.

Lo preocupante no es sólo el nivel elevado que se registró sino la posibilidad de que estemos en una etapa en la cual la tendencia va a ser alcista.

Esto no sólo sucede en México sino que es algo que se percibe a nivel global.

La invasión rusa a Ucrania disparó los precios internacionales del petróleo y también los de otros hidrocarburos.

Por esa razón, no es extraño que en febrero en México lo que que más presionó a la inflación haya sido el precio del gas LP.

Y esto sucedió a pesar de los esquemas de control de precios que se establecieron en ese mercado desde hace ya varios meses.

Ocurre lo mismo con la gasolina regular o Magna, que también estuvo entre los productos cuyo precio más influyó en la inflación.

Y eso pasó a pesar del subsidio virtual que está recibiendo al no cobrarse el IEPS en las ventas de este producto.

De cobrarse conforme a lo previsto, el precio de la gasolina regular en la Ciudad de México probablemente estaría arriba de 28 pesos por litro.

En el caso de los alimentos, aunque el incremento en los mercados internacionales es sobre todo de los cereales, que son los productos más afectados por el conflicto militar en Ucrania, en realidad hay un alza de otros que utilizan al maíz y el trigo como insumos básicos, entre ellos prácticamente todos los productos cárnicos y el pan.

La amenaza de la permanencia de la inflación puede observarse en el comportamiento de los precios al productor que en febrero fue de 9.8 por ciento.

Y, dentro de los componentes de este índice, son los precios de los bienes intermedios los que más se han incrementado, con un alza superior a 12.6 por ciento.

Si los precios de multitud de insumos están aumentando, tarde o temprano esto se reflejará en los precios de los bienes finales.

El conflicto en Ucrania no tendrá un desenlace rápido por lo que los efectos en el mercado energético permanecerán al menos por varios meses.

Con esta perspectiva, es de esperarse que desde este mismo mes, la Reserva Federal de Estados Unidos comience su ciclo alcista en las tasas de interés, que el Banco de México habrá de seguir.

El problema es que, debido a la estructura de la inflación, va a ser complicado que tengamos un retroceso rápido de los incrementos como producto del mayor costo del dinero.

Este recurso funciona sobre todo con inflación de demanda, pero mucho menos con inflación de costos.

Este cuadro es el que conduce a pensar que entramos a tiempos de ‘estanflación’.

Probablemente para las nuevas generaciones este fenómeno sea inédito, pues nunca lo han vivido.

En México, en particular, se presentó en la década de los 70 y más notoriamente durante el régimen de Miguel de la Madrid cuando se combinó una explosión inflacionaria con un estancamiento de la economía.

Hoy el consenso entre los expertos, de acuerdo con la encuesta del Banco de México, es un crecimiento del PIB de 2 por ciento para este año.

Sin embargo no descarte que probablemente esta expectativa se vaya ajustando a la baja y muy pronto estemos más cerca del 1.5 por ciento.

¿Qué implicaciones para los negocios y la política tendrá la estanflación? Es algo que analizaremos próximamente.

 

Columna Coordenadas de Enrique Quintana en El Financiero

Fotografía Especial

clh

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