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Sucesos en Querétaro: signos de la destrucción del tejido social

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Los sucesos de Querétaro han demostrado la podredumbre de nuestro sistema educativo

En el momento de la redacción de estas líneas no existe confirmación oficial, por parte del gobernador Mauricio Kuri o de otros funcionarios de su gobierno, sobre la muerte de personas en los trágicos sucesos ocurridos el sábado pasado en el estadio Corregidora de Querétaro.

Como es bien sabido, hinchas del equipo Gallos Blancos se lanzaron contra aficionados del Atlas de Guadalajara luego de que este último anotara un gol al comienzo de la segunda mitad del partido. Los enfrentamientos derivaron en una serie de agresiones que provocaron las heridas de decenas de hombres y mujeres. Según ha sido el testimonio de algunos testigos presenciales, la policía local detuvo inicialmente la salida del estadio, lo que recrudeció las tensiones y condujo a mayor violencia.

Si bien es verdad que la violencia en el deporte no es un fenómeno nuevo ni exclusivo de México (recuérdese los casos de violencia perpetrados por los hooligans ingleses en los años noventa en Londres y en los partidos de la selección de Inglaterra), el caso mexicano tiene un cariz único.

Los sucesos en Querétaro esconden una penosa realidad de la sociedad mexicana. La descomposición y la destrucción del tejido social han exacerbado la violencia. Lo anterior, aunado a una falla estructural del Estado mexicano en el combate en favor de la seguridad han vuelto a México un país inseguro. Antes quizá para los periodistas. Desafortunadamente, ahora lo es también para hombres y mujeres y familias y niños que deciden un fin de semana viajar a otro estado de la República para ver – y esperar ganar- a su club favorito.

En adición, los sucesos de Querétaro han demostrado la podredumbre de nuestro sistema educativo. ¿Cuán grande ha sido el fracaso de la educación en México para que mexicanos bravucones desencadenen pánico y destrucción ante el resultado de un partido de fútbol? Los apasionamientos deportivos convertidos en eventos de violencia pintan de cuerpo entero el estado de la sociedad mexicana y de la ausencia de conductas cívicas.

Por otro lado, se especula sobre la presunta ocultación de información por parte de las autoridades estatales en torno el número de heridos y, aún más, de fallecidos. Desde el sábado han circulado comentarios vídeos e imágenes sobre la posibilidad de que al menos tres personas hayan perdido la vida. Sin embargo, como he señalado anteriormente, el gobernador Kuri y las autoridades no han informado – hasta este momento- la muerte de algún asistente.

El evento, desde luego, no ha estado exento de ingredientes políticos. Algunos hombres de izquierda, como Epigmenio Ibarra, no han desaprovechado el momento para lanzar críticas contra el PAN y el “conservadurismo” del estado de Querétaro. ¡Cómo si los colores partidistas locales tuviesen algo que ver con un fenómeno extendido en todo el país y que cuyas raíces son mas profundas que la misma política!

En suma, esperemos que los responsables sean debidamente castigados. Sucesos como los vividos en Querétaro no deben repetirse jamás. Para ello, la sociedad y el Estado deberán realizar esfuerzos transversales. Expreso sin más mi pesar hacia las familias jaliscienses cuyo viaje de fin de semana devino una pesadilla.

Columna de José Miguel Calderón en SDP Noticias
 
Foto Cuartooscuro
 
clh

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