- Nación
Quirino Ordaz y Pedro Salmerón, indeseables
“Rey serás si hicieres derecho; indigno de ser rey si hicieres tuerto”.
REFRÁN
“- Debo decir, realmente me sentí muy decepcionada por no haber recibido una invitación.
- No eres bienvenida aquí.
- Oh querido. Qué situación tan incómoda”.
DE LA PELÍCULA MALÉFICA
“La decepción mata, el rechazo sólo te mutila”.
DICHO POPULAR
Un poco de historia (espero no aburrirlos)
Matías Romero Avendaño, el embajador mexicano que más logró en la arena internacional en el complicado momento del gobierno itinerante de Benito Juárez y del imperio de Maximiliano de Habsburgo, no entendería lo que está ocurriendo. Probablemente Juárez tampoco (de Maximiliano I no sé). Es de subrayar la importancia que el benemérito de las Américas le daba a las relaciones exteriores. Comprendía la utilidad de que su gobierno fuera reconocido y apreciado en el concierto de las naciones.
Tan es así que encomendó a Matías Romero la urgente necesidad de ser reconocidos por el gobierno estadounidense y, siendo su representante plenipotenciario en Washington, alcanzó tan complicada tarea. Como muestra de su crucial deber, logró que la esposa de Juárez y su hija durmieran como invitadas de honor en la Casa Blanca; distinción otorgada a muy pocos jefes de Estado, menos aún a sus familias (Winston Churchill, entre ellos).
No en balde, el instituto donde se enseña la sutil y complicada tarea de ser los mejores representantes de nuestro país en el extranjero lleva el nombre de quien fue embajador de México en Estados Unidos en el gobierno de Juárez y posteriormente de Porfirio Díaz, y quien también fungió como titular de Hacienda en nuestro país.
México fue reconocido durante muchos años como uno de los países con los diplomáticos mejor preparados. El Instituto Matías Romero y la diplomacia mexicana, ejemplo a nivel mundial, lograron que un país sin poder balístico ni siendo potencia económica, fuera siempre considerado como árbitro y asesor en la conciliación de asuntos internacionales de la mayor envergadura.
Quizá el presidente que más lastimó la diplomacia mexicana fue Vicente Fox. Su inolvidable “comes y te vas” (frase que en el fondo fue sacada de contexto) terminó operando como una afrenta al cuerpo diplomático, además de lastimar una de las relaciones más fuertes y significativas para nuestro país en ese momento, la de Cuba.
De vuelta al presente…
Hoy en día, las decisiones tomadas por el inquilino de Palacio Nacional le arrebatan a “la chachalaca con botas” el título de máximo mancillador de la diplomacia de nuestro país.
La propuesta de Pedro Salmerón Sanginés para ser el embajador de México en Panamá muestra la ignorancia —o, peor aún, la indiferencia— ante el reclamo de mujeres que le señalan de abusador. Mismo dentro de la 4T hay mujeres —que el presidente supone de honorabilidad intachable— quienes solicitan que no sea nombrado como representante de México en una misión diplomática.
No se está cuestionando su desempeño como historiador o académico, aunque algunos expertos también señalan en su campo pifias. Lo que se solicita es que dada su conducta hacia las mujeres no sea nombrado representante de nuestro país.
López Obrador se ha limitado a decir que no hay denuncias contra el académico, por lo cual no hay forma de demostrar el abuso.
Al respecto vale recordar dos cosas:
- Las denuncias existen (permanecen) en los centros de trabajo donde se desempeñó Salmerón.
- Igual que ahora AMLO no acepta estas denuncias pues no se encuentran activas ante el sistema judicial, valdría la pena recordarle que él también hace muchas acusaciones sin más pruebas que sus dichos (en esos casos, de acuerdo al presidente, estos sí tienen peso y sí deben —son— tomadas en cuenta).
Dado que al tabasqueño le encantan los dichos, aquí la ocasión amerita utilizar uno: “no basta serlo, sino también hay que parecerlo”. Si la 4T quiere mandar a ese historiador de embajador, no puede ser ni parecer un abusador, lo cual quedó más que claro con el escueto comentario que pronunció la canciller panameña Erika Mouynes: “la Cancillería panameña ya manifestó su posición a la Cancillería mexicana”.
¡Claro! ¿Quién quiere recibir en su casa a una persona que es señalada como abusador? Su fama le precede.
Pero el verdadero problema no es ese. Resulta más bien en que con ello embarra a la diplomacia de nuestro país y también mancha la opinión que se tiene en el exterior de todo México.
Mientras tanto, al otro lado del “charco” (Océano Atlántico), el reino de España, no ha dado su beneplácito para el nombramiento de Quirino Ordaz exgobernador de Sinaloa como embajador de México en dicha nación. Las hipótesis sobre el retraso inusual sobran, las cuales se basan en el momento que atraviesan las relaciones de nuestro país con un gobierno que —dicho sea de paso— también es de corte socialista.
Uno esperaría que al menos por la ideología similar (la verdad es que no, la 4T es ultra conservadora, pero esa es otra historia), España hubiera dado su visto bueno a la propuesta de López Obrador de manera inmediata. Sin embargo, las dudas se acumulan dado los acontecimientos que todos conocemos. Desde el reclamo de que España le pida perdón a los pueblos originarios asentados en lo que es hoy territorio mexicano (lo que YA hizo ese país en 1992), hasta el constante golpeteo verbal de López Obrador a las empresas españolas, pasando por la amenaza plausible de que las empresas energéticas peninsulares pierdan más de 8 mil millones de dólares en inversión en nuestro país con la contrarreforma eléctrica impulsada por la actual administración federal.
Claro está, existe la posibilidad de que no sea ninguna de las razones anteriores y recaiga en que Ordaz Coppel no es un diplomático de carrera o, incluso, que el retraso en su acreditación se deba a la percepción española de que el estado norteño de México son los de Cártel de Sinaloa quienes gobiernan y, por lo mismo, no digieran se mande al exgobernador de una entidad con tan narcótica fama.
A riesgo de entrar a la lista de los ‘despreciables comentócratas anti 4T’
En resumidas cuentas, es una pena que la 4T nomine a indeseables a ocupar la representación de nuestro país en el exterior, al grado que diplomáticamente nos dan largas o simplemente no aceptan a esos posibles embajadores.
La postergación de España en contestar y la respuesta de la canciller panameña muestra una realidad que hasta ahora el lopezobradorismo no había considerado. Aquella donde la comunidad internacional no está dispuesta a recibir a individuos de dudosa reputación. Porque hasta en cuanto a reputación hay niveles.
Porque el Reino Unido de Inglaterra no puso reparos en recibir a la embajadora de los aluxes (aunque fue un descontón para el servicio diplomático), Josefa Ortiz Blanco. Total, más allá de sus creencias, no tiene fama de abusadora.
Lo mismo Turquía con María Isabel Arvide Limón, cónsul de México en Estambul. Conocida por no ser muy amable con los empleados del consulado y con serias dudas de su conocimiento de la diplomacia, pero aceptada por el gobierno turco ya que no tiene los antecedentes de Salmerón.
López Obrador no debe olvidar que sus nombramientos pueden representarle a él su gobierno y su visión, pero que para los otros países estos significan a México admitido en sus tierras y no están dispuestos a recibir a acosadores o políticos sin experiencia diplomática solo por el deseo del presidente en turno.
No bastan “los otros datos” que pueda poseer López Obrador sobre el comportamiento de Quirino Ordaz y Pedro Salmerón, no sirve tampoco que los defienda en las mañaneras. Ambos personajes son indeseables en el extranjero; el silencio de uno y el rechazo frontal del otro lo demuestran.
Posdata de realpolitik
Las naciones no se van a pelear, no por un exgobernador cuestionado ni por un acosador apestado; entonces, llegará el beneplácito para Quirino y a Salmerón se le dejará representar a México en Panamá —más probable lo primero que lo segundo—; realpolitik, pues: pragmatismo mata principios. Pero ello de ninguna manera le quita validez a lo aquí expuesto: los gobiernos español y panameño ya nos hicieron saber que no están conformes con la actual política exterior mexicana. Si López Obrador sabe leer, entenderá que su fallos diplomáticos también se sumarán a su testamento, entre el desabasto de medicinas, los ataques al INE, el sobrecosto del Tren Maya y ese bastante largo etcétera de pifias y arbitrariedades que caracteriza a la 4T.
Columna de Verónica Malo Guzmán en SDP Noticias
Foto Archivo SDP
clh