El candidato que se desgañitó prometiendo que mandaría al ejército ‘represor y asesino’ de vuelta a los cuarteles y que lograría que la policía fuera la verdadera fuerza de seguridad pública al servicio de la ciudadanía ha llevado a cabo todo lo contrario.

El compromiso hecho en campaña no duró ni el primer mes de gobierno. Tan pronto asumió el poder, con elementos de la Policía Federal (la cual según la 4T estaba podrida de raíz), Andrés Manuel López Obrador mandó crear la Guardia Nacional. De la corrupción que “inundaba” al cuerpo policiaco, hasta el momento no se ha probado a cabalidad nada.

El resto de la Guardia se integró a partir del ejército y esta —en un acto a todas luces inconstitucional— pasa ahora a formar parte de la Secretaría de la Defensa Nacional.

No contento con eso, la Guardia Nacional, junto con el resto de las Fuerzas Armadas, se ha convertido en la multi chambas de la administración federal. Sí, las tareas encomendadas a estos cuerpos del orden solo se incrementan: funcionar como el muro en la frontera que México pagaría (Trump dixit), construir y operar el nuevo aeropuerto, administrar aduanas marítimas y terrestres, construir sucursales del Banco del Bienestar, transportar vacunas, petróleo, dinero y libros de texto, ostentar la concesión del Tren Maya, más lo que se acumule la próxima semana.

Por lo pronto, en lo que va de esta, y aprovechando la conmemoración del bicentenario de la consumación de nuestra independencia, ya se anunció una nueva encomienda: recuperar piezas históricas robadas. El primer mandatario se lo pidió a la Guardia Nacional, pero esta ya como parte del ejército…

Atrás quedó la constitucionalidad que hace del mando civil la operación formal y práctica de la Guardia Nacional. Ayer, la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, anunció ufanamente que el mando de la GN dejará de ser civil. Así tan campante. Total, los juramentos se han hecho para romperse.

Supongo que López Obrador estará por enviar pronto una reforma para formalizar el que el Ejército controle a la Guardia Nacional... Por demás decir que sabremos de maromas y saltos mortales de los lopezobradoristas para justificar tal atrocidad

Sí, de todas las machincuepas chairescas, esta será la más complicada de realizar. Con una burla adicional: una paridad de género haciendo a doña Rosa Icela secretaria de Seguridad solo para dejarle una estructura desprovista de toda trascendencia al quitarle la tutela sobre la Guardia Nacional.

Algunos considerarán que esto no solo es una promesa rota. Es también la crónica de una historia anunciada, pues desde la creación de la Guardia Nacional era poco creíble que se volvería un cuerpo de seguridad civil.

Así, después de todo, ¿por qué llamarse sorprendidos? Los acuerdos y obligaciones de la 4T no se cumplen. Se han vuelto expertos en justificaciones.

El gobierno de “primero los pobres” pasó a ser el sexenio donde más ha crecido la pobreza. El “feminista”, al de mayor número de feminicidios y aumento en la violencia contra las mujeres. El del “bienestar” al más puro estilo danés, solo para sufrir desabasto de medicinas, atención, materiales de curación y tratamientos. El gobierno de los “abrazos, no balazos”, para llegar (en menos de tres años) a más de 100 mil muertos producto de la violencia; el que no repetiría los gasolinazos, pero que tiene un precio de la gasolina que ya ronda al doble de lo que se vendía en el 2018…

Y no importa el quebranto, siempre recurren a la justificación perfecta —si bien la realidad cada día complica más el poder creer en las mismas—; quizá de ahí la identificación de la Cuarta Transformación con el típico mexicano..

Derecha la flecha, la sabiduría popular en dichos es infinita. Prometer no empobrece, dar es lo que aniquila. Si bien, en algún momento, el no cumplir también. Tiempo al tiempo.

Columna de Verónica Malo Guzmán en SDP

Foto: archivom

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