Con los ojos de plato y plata, Gil lee aquí y allá desplegados, opiniones, comentarios, voces de la academia, miles de firmas en defensa de los 31 científicos acusados por la Fiscalía General de la República de crimen organizado y lavado de dinero. Este alud de alegatos ha tenido por respuesta la cólera del Presidente de la República. A Gamés se le pone la gallina de carne, o como se diga.

En Palacio Nacional, L(i)ópez Obrador exhibió un informe del Conacyt en el cual se asegura que entre 2002 y 2018, la asociación “Foro Consultivo, Científico y Tecnológico” recibió 471 millones de pesos del erario para “pagar restaurantes de lujo, viajes, choferes y hasta los impuestos de 40 personas. Dijo el Presidente: “es un grupo predilecto del régimen anterior, como ya no se pueden mantener los privilegios, pues ahora se sienten perseguidos (…) que se investigue y, si hay corrupción, que se castigue, ¿por qué castigar solamente a los pobres, a los que no tienen con que pagar su inocencia, que no tienen agarraderas, que no son influyentes. Se tiene que acabar la impunidad”.

Es decir, el Presidente pide castigo para los científicos, aun sin revisar las pruebas. Había una más fácil: “no puedo pronunciarme hasta conocer los resultados de la investigación en curso”. La prudencia no es lo nuestro. ¿Pues dónde habrán comido estos científicos que se gastaron esas cantidades de dinero?

Tal vez con Enrique Peña Nieto, que sigue noviando por el mundo. Dice el Presidente que este grupo de científicos era “predilecto del régimen anterior”, y el representante mayor de ese régimen va y viene por el mundo gastando a manos llenas. Gil no cree que Peña coma tamales en fonditas, o viaje en un modesto coche. ¿No hay un error de lógica política en todo esto? Se persigue a los científicos, a Ovidio se le deja en libertad y Emilio Lozoya reposa en su casa, que muy probablemente no será una mansarda.

Más apoyo, y contando Una nota publicada en su periódico El Universal informa que “las federaciones, asociaciones y colegios médicos de México se manifestaron en contra de la orden de aprehensión solicitada por segunda ocasión por la Fiscalía General de la República  contra 31 investigadores mexicanos del (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) Conacyt”.

Crece la cifra de apoyos: “Sin fundamentos probatorios, los científicos fueron acusados según la FGR por el delito de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita, debido a la entrega de recursos por parte del Conacyt para el funcionamiento del Foro Consultivo, una organización reconocida en la Ley de Ciencia y Tecnología vigente del 2002 al 2020”, “explicaron en una carta firmada por 30 médicos presidentes de las distintas asociaciones, colegios y federaciones médicas”. Los médicos señalaron que se ha disminuido más de la mitad del presupuesto que recibía el Conacyt, “acción que hace que disminuya el avance necesario de ciencia y tecnología en el país”.

Y añadieron:  “la segunda solicitud de orden de aprehensión nos parece extraña e innecesaria ya que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ya había resuelto hace un mes que fue legal que el Conacyt hubiera otorgado esos recursos públicos al Foro Consultivo (…) Consideramos que se debe incentivar la investigación científica en el país, ya que México no se distingue a nivel mundial por tener investigación efectiva, debido en su mayor parte a los bajos presupuestos autorizados y a que los investigadores no son bien remunerados”.

Los Colegios de Médicos de México rechazaron la “injusta acusación” contra los científicos mexicanos, así como la “desproporcionada orden de aprehensión contra ellos, violando con esto el sagrado principio de presunción de inocencia”.

Todo es muy raro caracho. Gil piensa (ya empezaron las jactancias): si la Fiscalía insiste en perseguir a estos científicos será la prueba de que el gobierno ha saltado una tranca más en su demencial camino a la autocracia. Gabinete de curiosidades Talego: bolsa pequeña en la que se guarda el dinero. Saco de lienzo basto y ordinario de figura angosta y larga, que sirve para guardar alguna cosa.

Antiguamente donde se guardaba el dinero era en el talegón. Antes incluso de ser un saquillo para guardar cosas, el talego (o más propiamente talega) era un costalillo que se utilizaba entre los militares y soldados para llevar un bocadillo o algo para merendar antes de la Guerra. Los etimologistas modernos suelen citar ta ‘liqa, árabe, que significa saco o bolsa. De lo que se deduce que taega, taiga y talega fueron las primeras formas de este vocablo. 

Columna de Gil Gamés en Milenio

Foto: IG Tania Ruiz

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