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Delfina Gómez: la otra pedagogía
La pedagogía real que mana de la política militante no es la más deseable para la función que el país espera de su secretaria educadora. El Instituto Nacional Electoral demostró que, siendo Presidenta Municipal de Texcoco, en 2013, la actual secretaria de Educación estableció una “trama ilegal” para financiar sus campañas como candidata a diputada federal, en 2015 y como candidata a la gubernatura de Estado de México, en 2017.
La trama ilegal consistió en que la entonces presidenta municipal recibió de los empleados de su ayuntamiento 10 por ciento de su salario para contribuir a la causa. Según el INE, de 560 servidores públicos del municipio de Texcoco, la presidenta municipal obtuvo por estas contribuciones 13 millones 590 mil 47 pesos. Por lo menos 2.2 millones de esos recursos, según el INE, fueron utilizados para pagar a proveedores durante la campaña de Delfina Gómez en 2015, cuando contendía por una diputación federal y en 2017, cuando buscaba la gubernatura de Estado de México.
La investigación del INE, presentada por la consejera Adriana Favela, pudo precisar los nombres de quiénes recibieron estos recursos y a quiénes fueron entregados. Lo que el INE descubrió es un delito tipificado por el artículo 11 de la ley respectiva, que impone de dos a nueve años de cárcel al funcionario que “solicite a sus subordinados, por cualquier medio, aportaciones de dinero o en especie para apoyar a un precandidato, candidato, partido político, coalición o agrupación política".
El caso de Delfina Gómez emite una pedagogía contradictoria. Por un lado está la secretaria de Educación que debe formar ciudadanos honestos, respetuosos de la ley. Por el otro lado está la militante política, dispuesta a la deshonestidad y a la ilegalidad si eso necesita su carrera. Para emitir la pedagogía correcta como secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez debería renunciar al cargo, reprobando con ello su conducta como política profesional. Porque las pedagogías públicas que emite Delfina Gómez como política y como secretaria son incompatibles entre sí.
Columna de Héctor Aguilar Camín
Milenio
Foto ArchivoM
vab