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Las maromas de López-Gatell
Al gobierno no le gustó nada que EL FINANCIERO publicara el martes que tenía “guardaditas” 19.4 millones de vacunas anti-Covid que no se habían usado. Se entiende su malestar, pero no se justifica. Cuando el virus tiene un ritmo ascendente vertiginoso en la tercera ola de la pandemia, parece criminal que la vacunación se haya estancado en las últimas semanas, y exhibirlo, como dice el Presidente, calienta. Están de cabeza en el gobierno, y ante la ineficiencia interna, mejor atacar al mensajero que admitir el desorden. Pero este periódico, como quienes han descrito el desastre en la distribución de vacunas anti-Covid, no están equivocados. Quien sí lo está es el responsable de la planeación de distribución y aplicación de vacunas, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell. Los datos duros del gobierno desmienten a la Presidencia.
De acuerdo con EL FINANCIERO, se ha recibido un total de 73 millones 699 mil 175 dosis de los biológicos de Pfizer, AstraZeneca, SinoVac, Sputnik V, Cansino y Janssen, pero hasta el pasado domingo se habían aplicado 54 millones 282 mil 399 inyecciones, por lo que, en una operación de sumas y restas, 19 millones 416 mil 776 dosis no se habían aplicado. Antes de desmentir, la Presidencia debe ver con más cuidado los datos de adquisición y llegada de vacunas a México, que da a conocer en Palacio Nacional todas las semanas el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, y los informes de aplicación que, en el mismo escenario, informa López-Gatell.
El subsecretario de Salud, que se ha comportado por meses como subsecretario maromas, ya no sabe cómo salir del atolladero donde él, solamente él, metió a su jefe el Presidente, al gobierno y al país entero. Elizabeth Hernández, la reportera que se metió a fondo desde el principio de la pandemia a realizar un periodismo de datos y de arqueología con la información del gobierno y de fuentes extranjeras, describió recientemente las tribulaciones del funcionario que no puede salir del atolladero. Así lo reportó:
“Cada día es mayor el número de vacunas anti-Covid que llegan al país y no se utilizan dentro de los primeros siete u ocho días desde su arribo. Este plazo, que fue establecido al inicio del Plan Nacional por el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, se ha desfasado desde principios de abril hasta alcanzar un total de 19 millones 729 mil dosis sin aplicar hasta el 19 de julio”.
“Las cifras del reporte técnico diario de la Secretaría de Salud (SSa), así como la lista de embarques y producción nacional de los Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex), demuestran que el retraso entre la llegada de estas dosis y su aplicación es en promedio de 20 días, y que sólo 7 millones 379 mil vacunas de las que están hoy acumuladas corresponden a entregas de la última semana”.
“Ante los cuestionamientos por estas vacunas acumuladas, y la falta de una respuesta clara por parte de Birmex o la SSa, López-Gatell aseguró que ‘no hay ninguna pérdida de vacunas. Todas están perfectamente identificadas y sabemos en dónde están y en qué momento se están aplicando. En las zonas rurales, donde la operación de la brigada es más difícil porque no hay acceso a internet, los registros nominales se desfasan, no se hace en tiempo real’”.
“Sin embargo, los datos de la propia SSa demuestran que este desfase es mayor a dos meses, y que el número de vacunas almacenadas –ya sea por esta dependencia o por Birmex– ha crecido hasta superar el número de personas con medios esquemas en el país, que hasta el (lunes) sumaban los 16 millones 510 mil beneficiarios”.
“Esto significa que con el número de vacunas que no han sido aplicadas se podría subir la meta de personas con al menos una dosis anti-Covid a 58 millones 237 mil, lo que representaría el 65.3% de avance dentro del objetivo planteado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, de tener a todos los adultos mayores de 18 años en esta situación en octubre. O bien se podría completar el esquema de todos los que aún esperan por una segunda inyección en el país”.
Es cierto que “se podría”, como sugiere la reportera, pero la realidad es que López-Gatell no ha podido. Su incompetencia como epidemiólogo, no como experto en contención de pandemias, fue apuntada desde marzo del año pasado en este espacio, sobre la base de la forma en que, junto con sus jefes durante la pandemia del A-H1N1 en 2009, fue congelado por el entonces presidente Felipe Calderón por incompetente. La información que aportaba para la toma de decisiones era caótica, desarticulada e imprecisa. Igual que ahora, salvo que el haberse hincado ante el Presidente y repetido sus charlatanerías, lo ha blindado hasta ahora de ser destituido.
El crítico más feroz que enfrenta el subsecretario es Ebrard. Con los datos que aporta el canciller, aflora la incompetencia de López-Gatell, quien tiene que responder y explicar por qué las dosis no se utilizan dentro de los primeros ocho días de que llegan a México, o por qué la aplicación promedio, una vez llegada, es de 20 días, por mencionar dos puntos específicos. Se ha repetido tanto que parece un lugar común el decir que en juego están vidas y la propia recuperación económica del país, pero nunca será suficiente.
La vacunación es lo que está permitiendo a varias naciones contener contagios y disminuir las muertes, junto con el restablecimiento de lo más normal que pueda ser ahora la normalización de la vida cotidiana. La incompetencia de López-Gatell no tiene calificativos ni descripción en estos momentos en que el Covid-19 subió en 42% el número de contagios en una semana, y se elevaron en 34% las hospitalizaciones y en 27% el número de camas con ventiladores. La tercera ola está atacando con una enorme rabia, con López-Gatell hecho bolas con las vacunas y muchos esperando hasta cuándo el Presidente tolera sus deficiencias.
Columna de Raymundo Riva Palacio
El Financiero
Foto: Archivoe
cdch