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Cuba: llegó la hora de lograrlo

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Cuba es el ejemplo de un fracaso rotundo que, por culpa de una dictadura fracasada, varias generaciones se han arruinado y hundido en la miseria

Los seres humanos fuimos creados para vivir en Libertad. Cuando alguien atenta contra este derecho natural, todo se altera, se descompone, se arruina. En el mundo hay todo tipo de experiencias para aprender lo que funciona y lo que no. Así como hay países dignos de admiración por su capacidad de desarrollarse y construir prosperidad, hay otros que ejemplifican todo lo que no se debe hacer.

Cuba es el ejemplo de un fracaso rotundo que, por culpa de una dictadura fracasada, varias generaciones se han arruinado y hundido en la miseria siendo un país que ha tenido todo para ser exitoso. La mentira de una revolución que ha sido sinónimo de control, terror y pobreza, ha hundido a la isla desde una narrativa engañosa/socialista que prueba lo destructivo que es el socialismo por ser contrario a la dignidad humana y a la Libertad.  

¿Cómo se puede entender que el régimen dictatotial en Cuba aún se sostenga a pesar de su fracaso tan evidente? Estoy convencido que, en América Latina, el cáncer del socialismo nunca se extirpó y por eso Cuba ha contagiado a tantos países utilizando a Venezuela y al Foro de Sao Paulo como su principal financiador y promotor. El problema es que se ha vuelto metástasis por no haber sido eliminado de raíz.

En una entrevista, la neurocirujana cubana Hilda Molina, quien conoció de cerca a Fidel Castro, explicó: ¿por qué tantas personas tan diferentes siguieron a Fidel desde artistas hasta los más pobres? “Tienen algo en común, todos son resentidos. Aunque tengan dinero son resentidos con ellos mismos, con la vida, con su país; son muy contradictorios en su personalidad”.

“Odio, poder y dinero, ahí está la ideología del socialismo del siglo XXI, que le llaman populismo. Fidel le llamaba la revolución silente”. Fidel se burlaba diciendo: “Mientras llegamos al poder por la vía tonta de la democracia”, lo que hacían y hacen es “penetran las neuronas, trabajan el cerebro a la gente, trabajan la ideología, capturan el alma, a la persona y ya está todo hecho”. “Lo estamos haciendo en América Latina con los medios, con los grupos de empresarios, con los centros de educación”, le llegó a confesar Fidel.

“Han contaminado la libertad de pensamiento de los seres humanos, han secuestrado el alma y las neuronas. Están enseñando a los niños a odiar”, afirma Hilda con pleno conocimiento de la realidad de su país.

A pesar de la propaganda y manipulación abusivas, las expresiones y el hartazgo que se han manifestado masivamente en días recientes son reflejo de un pueblo que ha llegado al límite. Su comunicación con el mundo exterior gracias a las redes sociales y a la tecnología, los está llevando a un punto que ojalá sea de no retorno. Es un momento crítico para que los ojos del mundo vean a detalle la brutalidad del régimen y la comunidad internacional presione como nunca para ayudar a los cubanos a liberarse de esta pesadilla que debe acabar de una vez por todas.

Al mismo tiempo que millones de cubanos luchan por sobrevivir y gritan al mundo su deseo de liberarse, muchos hipócritas miserables se empeñan en defender la dictadura cubana desde afuera de la isla. ¿Por qué elogian la fallida revolución cubana desde la comodidad de un mundo más libre? ¿Por qué nunca se han ido a vivir a Cuba para disfrutar de aquello que tanto presumen y enaltecen?

Si el resentimiento es lo que ha mantenido vivo el culto a la personalidad de Fidel (y otros asesinos socialistas como el Ché) y a los ideales de la revolución, es hora de preguntarnos ¿qué estamos dispuestos a hacer para ayudar a sanar e impedir que este cáncer se expanda en el continente?

Es muy evidente que, sin Castro, no hubiera habido un Chávez ni buena parte de los líderes autodeniminados bolivarianos o promotores del socialismo del siglo XXI. Es hora de arrancar este mal desde la raíz. Hemos aprendido que, al socialismo NO se le tolera, se le derrota. Es hora de apoyar a los cubanos de cualquier forma que les resulte útil para que pronto puedan triunfar y finalmente, después de una noche tan oscura y casi eterna, logren ver el amanecer. Los cubanos merecen vivir en Libertad. Llegó la hora de lograrlo.

 

 

Columna de Armando Regil Velasco

El Financiero

Foto: Archivoe

cdch

 

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