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La camiseta ensangrentada de Juan Pablo II es una reliquia atesorada de su atentado
La casa de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, en Roma, atesora una camiseta manchada de sangre con las iniciales “JP” en la etiqueta. Perteneció a Juan Pablo II. La traía el 13 de mayo de 1981, el día en que el turco Mehmet Ali Agca intentó asesinarlo.
Se encuentra rasgada de los costados y tiene orificios. Esta reliquía cuenta con certificados de autenticidad. Y para los fieles es muestra de un milagro atribuible a la Virgen de Fátima.
Médicos aseguraron que si la bala hubiera ingresado dos milímetros más arriba o más abajo, Karol Wojtyla hubiera muerto. “El atentado fue muy fuerte”, señala en entrevista con Excélsior Digital, Javier Martínez Brocal, director de Rome Reports.
Renato Buzzonetti, médico de cabecera del Papa solicitó al cardenal Stanislaw Dziwisz, dar a Wojtyla la unción de los enfermos .En el policlínico Gemelli se intensificó la movilización del personal de salud. Prepararon a Juan Pablo II para una cirugía. Cortaron la camiseta ensangrentada y la lanzaron al piso. La enfermera Anna Stanghellini tomó la prenda y la guardó; por varios años la mantuvo en su clóset, hasta que decidió acercarse a las hermanas de la casa de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl y contó el suceso.
Stanghellini donó la prenda a la Iglesia, a las monjas y se convirtió en una de las reliquias más importantes de Juan Pablo II, hay que recordar que el atentado se dio el 13 de mayo, día de la Virgen de Fátima. Juan Pablo II atribuía haber sobrevivido a una obra sagrada. “Una mano disparó, otra mano desvió el proyectil”, decía.
La devoción y agradecimiento que el Papa profesó a Fátima se formalizó en 1983, al donar la bala que le extrajeron al Santuario de Fátima y que está engarzada en la aureola de la corona de la imagen.
fotografía: vanguardia