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¿Cuántas de las personas que ayer abarrotaron el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México tenían en puerta un viaje impostergable?

Ya lo veremos en unos días, cuando las playas en varios puntos del país reciban visitantes

No fue un panorama alentador, en lo absoluto. Fue de alerta y preocupación. Con las omisiones del gobierno asimiladas, nos toca a los ciudadanos construir un ambiente lo más seguro posible para evitar que los contagios de covid-19 se sigan contando por miles, para detener el registro de las vidas perdidas. También en nosotros está esa responsabilidad. Pero ayer, el aeropuerto de la CDMX fue una postal de que no lo hemos entendido. ¿Cuántas de las personas que lo abarrotaron tenían en puerta un viaje impostergable? Ya lo veremos en unos días, cuando las playas en varios puntos del país reciban visitantes.

México rebasó ayer, oficialmente, las 200 mil muertes por la pandemia. 200 mil 211 fallecidos hasta el 25 de marzo, para ser exactos. Habrá que sumarle aquella otra cifra, la reportada por el Inegi, y este número, además, multiplicarlo por el factor matemático estimado por expertos. Sólo así tendremos un panorama mucho más preciso del costo de vidas que ha tenido la emergencia sanitaria en nuestro país. Y sí, sabemos que alguien tendrá que responder por esto tarde o temprano. Lo expresado ayer por Hugo López-Gatell ante este saldo no pudo ser más indolente. Sabemos que estamos en el desamparo de la autoridad. Sin embargo, al resto tendría que bastarnos una sola muerte para entender que va en serio, que el virus está ahí, aguardando al menor descuido. Esto tendría que obligarnos a seguir las medidas sanitarias como en el primer día de confinamiento.

La vacunación en México tiene una oportunidad de acelerarse con la llegada de más vacunas, pero aún así, tardaremos meses, ojalá que no años, para que al menos siete de cada 10 mexicanos estén protegidos contra el SARS-CoV-2. Mientras ese momento llega, no hay otra cosa que nos mantenga a salvo que la cautela. Un aeropuerto abarrotado, no nos ayuda a estimar que en las próximas semanas veremos una disminución en los contagios.

Esta resistencia a perder el control es un fenómeno global, pero debemos entender el momento. En Alemania recularon y dieron marcha atrás al confinamiento. En Francia se mantuvieron. En otros países de Europa las manifestaciones por las restricciones siguen presentes. Colombia también se va a encierro. En Brasil contaron 100 mil contagios en las últimas 24 horas, con todo y su nueva comisión especial. Joe Biden anunció que la nueva meta para sus 100 primeros días es la aplicación de 200 mil dosis, el doble de lo previsto. Y cómo no van a acelerar la inmunización, si las imágenes de Miami Beach repletas de spring breakers no dan pie a otra opción. Tienen las vacunas, deben usarlas.

A todos nos duele que sea un virus, una partícula microscópica, pero con alcances monumentales, lo que limite nuestra libertad, pero aceptarlo y adaptarnos es lo que nos permitirá no sólo recuperarla, sino también ayudar desde nuestra trinchera a mitigar los efectos de la pandemia. Un virus, en estudio, del que hay variantes, también en análisis, aún debe ser visto como enemigo, como un factor para decidir si es momento de salir como si no existiera.

 

Columna Nudo gordiano, de Yuriria Sierra para Excelsior

 

agb

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