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Samuel García ¿lo volvió a hacer?
Samuel García, hoy senador con licencia por el estado de Nuevo León, lo volvió a hacer. Sí, pues ya en varias ocasiones había estado en el ojo del huracán.
La primera, por mostrar su misoginia y machismo al “regañar” a su esposa por “enseñar mucha pierna”; en una segunda ocasión, cuando “confundió” una asociación civil para ayudar a niños con cáncer con un refugio animal; la tercera al hablar sobre “lo duro” que era su vida al tener que ir a jugar golf con su papá y, hace algunos días, declaró que la gente que gana “un sueldito” de 40 o 50 mil pesos es “feliz”, mostrando su frivolidad y su desconocimiento de la realidad que viven miles de mexicanos y mexicanas, pues el 69% de los mexicanos percibe mil 548 pesos al mes y solamente el 1% de la población tiene ingresos por 38 mil 248 pesos mensuales, de acuerdo con datos del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) y el Colegio de México (Colmex).
Pareciera que lo que hace el precandidato de Movimiento Ciudadano a gobernar Nuevo León es estrategia mediática, sin embargo, me resulta casi imposible creer que un representante popular, en este caso representante de un estado donde en 2018 el 14.5% de la población vivía en pobreza equivalente a 773 mil personas; en pobreza moderada 747 mil personas y en pobreza extrema alrededor de 25 200 personas, desconozca la realidad de un país como México, me preocupa que la visión de este joven político llegue algún día a tener poder para accionar los órganos de gobierno.
La nueva generación de políticos que deseamos ser y construir, es una que se preocupa por servir, que se ocupa por detener el cambio climático, por lograr la igualdad entre hombres y mujeres, por la inclusión de las personas con discapacidad y el libre desarrollo de las personas de la comunidad LGBTTTIQ+, que desea disminuir las brechas de desigualdad y que hemos entendido por qué los gobiernos neoliberales y las políticas implementadas por el prianismo, no hicieron más que profundizar la pobreza y las desigualdades entre mexicanos y mexicanas.
Honestamente, nuestro país merece una mejor clase política y eso depende en gran medida de nosotras y nosotros como ciudadanía que ejerceremos en 2021 nuestro derecho al voto.
Columna de Catalina Monreal
Excélsior