Chignahuapan, Pue.- La festividad de Día de Muertos en Chignahuapan, encierra misticismo, color y tradición.

Se realizan danzas, se cuenta la historia del paso por las nueve zonas del Inframundo, se cuenta la trascendencia entre el aprendizaje que dio vivir en la tierra y cómo dejar el apego material.

En su mensaje de este año, el padre Héctor Juárez, al inaugurar y bendecir la ofrenda honró la memoria de las personas que se fueron por covid, dejando dolor a sus familias.

Este año el Festival de la Luz y de la Vida, cumple 25 años de haberse iniciado en el municipio de Chignahuapan.

En el marco de este cuarto de siglo, se preparó el Festival durante el día 31 de octubre y 1 de noviembre para los visitantes que acuden año con año a observar está representación prehispánica.

El gobierno municipal, coloca una plataforma sobre el agua donde se coloca una pirámide pequeña en colores fosforescentes que hacen juego con los bailes y danzas.

Pero el día de ayer se canceló la marcha con antorchas, la ofrenda de las mil luces se cambió del centro a la laguna de Chignahuapan.

Jorge Gámez, director municipal de Turismo, informó que la gente puede visitar la ofrenda con las debidas precauciones y llevar su cubrebocas y el gel antibacterial.

Explicó que el aforo del Festival y de la Vida se hizo con muy poca gente debido a la contingencia, porque en otros años la marcha de antorchas había reunido a más de 7 mil asistentes.

En el marco del Festival de la Luz y de la Vida, se colocó la ofrenda por primera vez en Chignahuapan, cerca de la laguna a un costado del Paseo de las Catrinas y en el espacio denominado el descenso de Quetzalcóatl.

El clima estuvo ideal para la inauguración de la ofrenda que esta vez fue dedicada a las personas que lucharon contra el Covid-19 y perdieron la batalla por la terrible pandemia.

Este domingo se realizarán dos presentaciones más del festival con boletos de paga con un valor de 500 pesos.

Fotografías José Luis Portilla

clh