Atlixco, Pue. Todo comenzó con la suegra. Después Martín y su esposa. Y finalmente los dos hijos. Esa fue la ruta del Covid-19 en la familia de un migrante atlixquence radicado en New Jersey desde hace 32 años.

Antes de cumplir los 18 años, Martín, hijo del Rey de los Merengues de Atlixco, dejó la casa en la colonia Ahuehuete, una de las más populares de la ciudad.

Encontró vida en el país del norte: Familia, trabajo, sueño americano. Pero todo estuvo a punto de detenerse hace tres semanas. “En un lapso de cuatro días comenzó todo. Una aparente gripa de mi suegra despertó las peores pesadillas en un lugar crítico: el epicentro de la pandemia en los Estados Unidos”.

Tras la prueba de rigor, todo estaba comprobado. Las cinco personas, viviendo en un mismo hogar, estaban contagiadas. “Y a un verdadero confinamiento. Cada uno es una recámara y una persona externa, con todas las medidas de seguridad, llegaba con alimentos preparados y tocaba la puerta de nuestro aislamiento en señal de que estaban listos los platillos”, recordó Martín.

Dos son los momentos más difíciles, apuntó: “cuando de plano ya no había comida y no podíamos salir a la calle. Algunos familiares aparecieron para dejar la despensa en la puerta y marcharse de inmediato. Y el segundo: las altas temperaturas de hasta 41 grados y los dolores en las articulaciones. Insoportables”.

Hace un par de días volvieron a las pruebas de Covid-19. “Todos negativos afortunadamente. Nos ayudó mucho el tipo de alimentación balanceada hecha por mi esposa, originaria de Angola, y la fortaleza y juventud de mis hijos”.

Decidió contar la historia por una razón: “a la distancia logro informarme que mis paisanos de Atlixco no toman con seriedad la pandemia. Ojalá nunca pasen por ahí y descubran el dinero, los coches, el trabajo y hasta la familia de nada sirven sin salud. Está comprobado”.

Foto: Cortesía

cdch