Decenas de sujetos encapuchados vandalizaron edificios y comercios en el Centro Histórico de la Ciudad de México durante la marcha por el quinto aniversario de la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa.

Padres de familia de los jóvenes, amigos y ciudadanos habían encabezado una marcha desde el Ángel de la Independencia hacia el Zócalo, pasando por Paseo de la Reforma hasta el llamado antimonumento a los 43, donde hicieron un pase de lista antes de continuar por avenida Juárez y Madero hacia el Zócalo.

Sin embargo, un grupo de encapuchados se unieron a los últimos bloques del contingente y comenzaron a destrozar comercios y oficinas, además de pintar la Glorieta de Colón.

Entre los desmanes, terminaron por agredir las instalaciones de la Secretaría de Bienestar, rompieron los cristales de un banco en avenida Juárez, la entrada de un hotel frente a la Alameda Central, entre otros daños a comercios reportados por los propietarios.

Incluso la librería Gandhi de Bellas Artes fue cerrada, pero los encapuchados rompieron el vidrio, y a través de la reja de protección comenzaron a robar libros e intentaron provocar un incendio.

Un grupo de comerciantes se armó con piedras y palos para impedir que anarquistas destrozaran sus negocios.

Al llegar al Zócalo, se caminaron a Catedral y cercaron Palacio Nacional, resguardado por militares, que cerraron los accesos justo antes de que los encapuchados iniciaran las pintas en el edificio.

Según testigos, los encapuchados se fueron quitando la ropa negra y las máscaras para dispersarse entre la gente que se encontraba en el Zócalo.

Foto Milenio

aj