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Engrillada pidió por la seguridad de sus hijos en Estados Unidos

En la edición CI de la procesión “Los Engrillados” participaron 60 hombres, dos de ellos migrantes

Atlixco, Pue.- Para purgar sus pecados o hacer realidad sus peticiones, 20 mujeres y más de 60 hombres este día desde hora temprana se colocaron espinas en el cuerpo y arrastraron cadenas que pesan entre 50 y 80 kilos. Ellos son los engrillados de Atlixco.

Una de las mujeres que participó en la procesión de la colonia Altavista compartió que su sufrimiento lo ofrece por la seguridad de sus hijos que viven en Estados Unidos.

Idalid Bravo, encargada de la capilla de Cristo Rey mencionó que son poco más de 30 años que se realiza la procesión y tiene la particularidad de aceptar mujeres en su recorrido desde hace ocho años. Mencionó que fue un reto para los encargados aceptar la participación de las mujeres pero al final se vio la amplia participación.

Con cadenas sobre los hombros y un tanto más atadas a sus pies, 20 mujeres descalzas y con el rostro cubierto recorrieron junto con los hombres las bajadas y subidas de la colonia Alta Vista.

Esta podría ser la única procesión de engrillados donde se ha aceptado la participación de mujeres, y es que a decir de los organizadores ha sido complicado por el morbo que algunas personas tienen al ver a una mujer con poca ropa.

A la par, en la edición 101 de las procesión de “Los engrillados”, al menos 60 hombres encapuchados caminaron por las calle de Atlixco como signo penitencia o agradecimiento. Incluso dos de ellos regresaron de la Unión Americana para cumplir con su manda.

Alicia Garcés, encargada de la procesión explicó que algunos de los participantes llevan 40 años caminando con taparrabo, capuchas negras, descalzos y encadenados. Lo hacen cada Viernes Santo.

También se colocan espinas en diferentes partes del cuerpo, aunque en esta ocasión indicaron que les fue complicado encontrar las espinas que año con año los ayudan a cumplir su penitencia.

Los engrillados salieron del templo de San Francisco y realizaran el mismo recorrido que años anteriores. A paso lento y quejumbroso, cientos de hombres semidesnudos y encadenados caminaron en busca del perdón divino a través del dolor.

Los engrillados van cubiertos con un taparabo y un trapo negro que cubre su rostro. Sobre sus manos llevan una charola con limones para hidratarse durante su trayecto y en sus  hombros cargan más de 80 kilos en cadenas. En los pies también se atan más de  50 kilos en cadenas que  arrastran.

Gonzalo Velázquez, uno de los hombres que participó de engrillado, dijo que esto nace después de padecer una enfermedad que lo mantuvo en mal estado durante cuatro años y  gracias a la petición que realizó  poco a poco fue encontrando la cura.

“Es una manda que le prometimos por la salud que nos da, por la vida que nos da todos los días, espero continuar con esto al menos tres años más.”

Quienes participan con los engrillados  van apoyados por dos de sus familiares o amigos, les ayudan acomodando las cadenas.

Y si esto no fuera suficiente, sobre su cuerpo se incrustan espinas, la cantidad es variada, todo depende al umbral de dolor de cada persona; sin olvidar su corona de espinas.

clh

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