Huauchinango, Pue.- Pese a que hace tres años fue incluida en el programa Escuelas de Excelencia, la primaria de la 5 de Octubre de Huauchinango, funciona en condiciones precarias: sin agua potable, sin baños, en tres aulas de block con techo de lámina de zinc y dos más de madera; además de que los padres pagan la renta de una pequeña vivienda en la que estudian los alumnos de tercero y cuarto grado.

A la primaria asisten 80 pequeños, hijos o nietos de los damnificados por la depresión tropical número 11 que hace casi 18 años azotó a la Sierra Norte en la que fue considerada por el expresidente Ernesto Zedillo como la “tragedia de la década”.

En la colonia, de la que escuela tomó el nombre, habitan personas provenientes de varias zonas de la ciudad de Huauchinango que resultaron afectadas en octubre de 1999, como Rincón de la Cruz, La Mesita, de la calle Julio S. Hernández, de El Potro, Catalina, y El Ocotal, entre otras.

Ante las necesidades que se presentaban en el fraccionamiento, hace 12 años empezó a funcionar la escuela primaria. Al principio en un terreno baldío bajo a una lona, luego en el patio de alguna casa, después los padres aportaron tablones, pedazos de madera, lámina y se hizo una galera que fue sustituida por el lugar en el que ahora se encuentran: una loma considerada área verde al fondo del fraccionamiento. El plantel tiene clave de la Secretaría de Educación Pública, la 21EPR1563W.

Hace 7 años, a través de una gestión en la Secretaría de Desarrollo Social del Estado, los pobladores obtuvieron un financiamiento por 20 mil pesos que permitió comprar tablas y lámina de zinc para el techo, pero en época de calor este material hace que la temperatura en la galera se eleve de manera considerable y los niños padezcan el encierro.

En la primera división están los niños que cursan 5° y 6° año; luego hicieron una edificación con bloques de concreto y lámina de zinc en donde están los de 1° y 2°.

Los padres rentan una pequeña vivienda en la colonia donde toman sus lecciones los alumnos de tercero y cuarto grado. Además ahí funciona la cocina y el comedor del Programa Tiempo Completo. La renta del inmueble es de 800 pesos mensuales que se pagan con los 5 pesos que cada niño aporta por los alimentos que recibe en el lugar.

A la fecha, el sitio carece de agua potable, tampoco tiene sanitarios. Los niños van al baño a sus casas. Antes había una letrina situada a espaldas de la galera de madera, pero ya hubo deslaves y aunque en septiembre del año pasado recibieron un apoyo para la construcción de un baño, el encargado de hacerlo sólo pegó seis filas de bloques y abandonó la obra.

Para hacer otra galera de láminas tuvieron que prescindir de un área verde que les servía a los niños como patio de recreo, también se deshicieron de unos sus viejos y desvencijados columpios y resbaladilla.

Hasta hace unos meses el piso de las aulas era de tierra. En época de lluvia el lodo llenaba los espacios educativos hasta que los padres cooperaron para echar una loza rústica.

Unas madres entrevistadas aceptaron que las autoridades han entregado a los pequeños uniformes y los útiles. Una laptop a los niños más destacados. Han dado algunos muebles e instrumentos musicales, pero “¿dónde los vamos a meter? si no hay espacio. En noviembre del año pasado nos robaron. Se llevaron el teclado y una computadora de la maestra de primero”.

Lo que necesitan, insisten, es un terreno para hacer un edificio. “Nadie nos lo ha dado y estamos en las peores condiciones. Sin baño, ni agua potable. El bordo donde está la escuela  ya se derrumbó y las tablas se están yendo. Le hemos entregado oficios a todo mundo”, refirieron.

“Le dimos a Mario Marín cuando era gobernador, a por lo menos cinco presidentes municipales de Huauchinango (Carlos Miguel Ignacio López, Carlos Martínez Amador, Rogelio López Angulo, Omar Martínez Amador y Gabriel Alvarado Lorenzo) pero al parecer todos fueron a dar al archivo muerto.  Para ellos hemos sido invisibles. Nos han dicho que porque el director (Homero Mejía) es “antorchista”, que por eso no nos han apoyado. Ya les contestamos que si es por eso, que lo cambien. Los niños no saben de partidos ni de organizaciones. Lo único que quieren es recibir clases en buenas condiciones”.