Huauchinango, Pue.- Aunque sin mencionarlas, con una apología a obras polémicas de su administración como la planta tratadora de aguas residuales y la estatua del Danzante de los Abanicos, el alcalde Gabriel Alvarado Lorenzo conmemoró el 156 Aniversario de la ciudad de Huauchinango.

En su discurso durante la ceremonia inaugural del Festival de la Ciudad, en la que también se entregaron reconocimientos a 10 huauchinanguenses distinguidos -en la educación, el arte, la cultura, la ciencia y las tradiciones locales-, el presidente municipal concilió al antiguo pueblo que por un decreto emitido en 1861 fue elevado a rango de ciudad; y a la ciudad que con una denominación se convirtió en Pueblo Mágico.

“Huauchinango es el mismo de la calle de Las Carreras, aunque hoy se llame Matamoros. Es el mismo del Callejón del Indio o del Muerto, aunque hoy se llame 20 de Noviembre. Huauchinango sostiene su esencia de ciudad y Pueblo Mágico, antes y después de ser nombrado como tal”, señaló.

Luego recordó que el nombre de este lugar proviene del náhuatl Cuauchinango, lugar rodeado de árboles por lo que llamó a cuidar de los bosques y aprovechó para decir que su administración apostó no tirar basura en las barrancas que rodean la ciudad y “a sanear los ríos. Por eso hemos construido y preservado”, mencionó sin aludir a la planta tratadora de aguas residuales construida en el camino a la comunidad de Totolapa y que enfrenta observaciones de la Profepa.

Alvarado Lorenzo defendió la escultura del Danzante de los Abanicos, colocada en el acceso norte a la ciudad, al señalar que anteriormente se entraba a Huauchinango por la lodosa calle Colón, pero ahora da la bienvenida esta “imagen que nos da identidad y nos recuerda que somos un conjunto de seres humanos y para esos seres humanos debemos construir una mejor ciudad. Construyamos una ciudad más urbana, como sinónimo de más humana. No sólo más grande, sino una ciudad donde todos podamos vivir mejor”, agregó.

“Vivir aquí, dejar el mundo y quedar bajo esta bendita tierra nos marca, porque estamos aquí de paso –dijo parafraseando a Tlatecatzin, el poeta prehispánico de Huauchinango- pero a este rincón de la sierra pertenecemos. Porque no sólo somos de donde nacemos, sino del lugar al que amamos (…) Huauchinango me robó el corazón hace años y yo lo elegí como mi casa. Esta es mi casa. Aquí vive lo más valioso que tengo y daré hasta el último esfuerzo para corresponder el enorme honor de haberme elegido como alcalde”, agregó como una respuesta a quienes lo cuestionan por su lugar de nacimiento.

Este año, los reconocimientos como huauchinanguenses distinguidos fueron entregados a personas que han hecho aportaciones importantes en el renglón educativo como el maestro Rafael Sampedro Martínez; en la ciencia como la doctora Maricela Luna Muñoz; en el arte y la cultura como las maestras Marisol Carranza Galindo y Adriana del Ángel Ortiz; y una vez más le fue dado un galardón al cronista Carlos Norberto Enrique Marín Morales.

Se galardonó post mortem al profesor e historiador Tomás Martínez Barragán; a la fotógrafa  Ernestina Olivares Cuevas; a la difusora y preservadora del juego de El Ferruco, Carmen Guadalupe Ortiz Aldana y al floricultor Ramón Sampayo Espinoza y al joven Leonardo Villa López.